Epílogo

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Hicieron una boda doble. Bastián y Gustavo se casaron a la vez. "Así", se dijeron, "si alguna se arrepiente, queda la otra e igual habrá boda". Claro que ellos sabían que ninguno de los cuatro se arrepentiría.

La Luna de miel para ambas parejas fue diferente. Bastián y Almendra escogieron las Bahamas, con sol, calor y playas; Gustavo y Roxana, por otro lado, se decidieron por Europa, diez días en un tour maravilloso. Él quiso llevar a los niños y a su suegra. La mujer no quería ir, incluso se ofreció quedarse con sus nietos para cuidarlos, pero Gustavo argumentó que los pequeños no conocían nada más que Santiago y el litoral central, así que sería bueno para ellos viajar en avión y conocer Europa; además, llevar a su suegra le permitiría tener algunas noches libre con su esposa, ante lo cual, la suegra aceptó.

A la vuelta, las dos familias y amigos se reunieron para celebrar el regreso.

―Quiero brindar porque hace un año sufríamos por nuestros hijos, nuestras familias que se encontraban en peligro, y ahora, mírennos, estamos bien, felices y con esperanza en el futuro ―manifestó don Alfonso con su copa en alto―. Espero que todos puedan encontrar la felicidad que tanto ansían y el camino correcto en su vida. ¡Salud!

Todos bebieron de sus copas en respuesta al brindis.

La felicidad se sentía en el ambiente, sobre todo cuando notaron que Antonio, con disimulo, tomaba la mano de Elena.

FIN 

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