3: Confusión(Almendra)

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Abrí los ojos y lo vi. Era como un príncipe azul.

Me levanté y lo aparté de mí, no me gustaban los príncipes azules, yo no era una damisela en peligro ni mucho menos. Yo era una mujer fuerte y moderna que no necesitaba de un hombre para vivir, menos de uno tan guapo como ese, que son los peores, andan con una y con otra porque saben que son ricos. Y no de plata necesariamente.

―¿Estás bien?

Lo miré confundida, ¿por qué me preguntaba eso? Giré la cabeza y vi mi auto incrustado en un poste, ¡maldita sea! En ese momento recordé todo. Volví a mirar al príncipe, digo, al tipo.

―Estoy bien, fue solo un topón.

Los labios de él se curvaron y se apretaron, yo creo que quiso reírse de mí, mi auto tenía toda la nariz metida en el árbol, no había sido un simple topón y yo lo sabía.

―Yo creo que fue más que un simple topón ―admití frente a él―, pero estoy bien, gracias.

―Tu auto no está en condiciones de andar, ¿quieres que te lleve a alguna parte?

―Tendré que llamar a una grúa.

―No se preocupe, yo tengo una, pediré que lo saquen de allí y se lo lleven a donde usted diga.

―Gracias.

―Si quiere, puedo hacer que lo vea mi mecánico, está aquí al lado...

La cabeza me empezó a dar vueltas de nuevo y no entendí nada de lo que me siguió diciendo, para mí, era como si me hablara en chino, pero se veía tan lindo hablando que no me importó, solo cuando vi su cara de espanto, me di cuenta de que me estaba cayendo hacia atrás. Él logró sujetarme y yo me aferré a él. Al parecer no había sido un simple golpecito. Tenía sueño y no procesaba muy bien lo que sucedía a mi alrededor. Me parece que lo vi hablando por celular.

―No te duermas ―suplicó.

―Es que no puedo ―respondí.

―Tienes que poder.

Cerré los ojos y sentí en mis labios sus labios. ¿Qué se creía? Abrí los ojos.

―Eso, mantente despierta, si te duermes, me voy a aprovechar de ti ―socarró.

―Eres un desgraciado ―balbuceé idiota, el príncipe se había convertido en sapo.

―Sí, y soy peor, así que ni se te ocurra cerrar los ojos.

―Estúpido.

―Eso, sigue ofendiéndome... Me excita más.

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