Capítulo 23

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La felicidad y armonía desapareció de aquella casa. Todo parecía ajeno, lejano, cada mueble y cada rincón, tan solitario que lograba hacerlos estremecer.

SeungCheol y JiHoon cenaban en silencio, la comunicación se perdió porque mientras el mayor pasó las siguientes noches en la oficina de la primera planta, donde también dormía, JiHoon llegaba a la habitación a llorar después de haber visto a su hijo hospitalizado y negándose a recibir el tratamiento.

Dolía verlo con otra personalidad, más fría y distante después de haberlo disfrutado tanto tiempo siendo un niño cariñoso y risueño, lleno de alegría, MinKi era la alegría de la casa, era quien llenaba el mundo de colores con su inocencia y carisma.

Y aunque ellos eran médicos uno de los servicios del hospital donde debían tener un corazón fuerte, todo cambiaba con MinKi, era su hijo y no sabían cómo manejar la situación.

Pero su peor error fue buscar una salida, una respuesta, por separado.

Por otra parte DoYeon cada mañana esperó a MinKi en el mismo lugar, esperanzado de que en algún momento llegara corriendo, tan desordenado como siempre, teniendo una batalla con la mochila y la corbata pero con una sonrisa que se robaba toda su atención y provocaba una explosión en su corazón.

No se cansaba de ir a la casa de la familia Choi, después de clases y en las noches, las luces siempre estaban apagadas, todo cerrado y el automóvil que utilizaba el doctor Choi no estaba estacionado afuera.

Todo indicaba que se habían ido pero una parte de él se negaba a aceptarlo.

Era como si hubiese vivido en un sueño todos esos meses, despertó de golpe y era el único que recordaba a MinKi.

Ahora JiHoon estaba en la sala de reuniones con su equipo de trabajo hablando y debatiendo sobre la posible solución de un nuevo problema, porque después de extirpar a tiempo el tumor maligno de MinKi y recibir los tratamientos oncológicos correspondientes, la leucemia no se hizo esperar para atacar. SeungCheol entró a la sala en silencio unos minutos más tarde quedándose junto a la puerta.

—No hay otra salida más que un trasplante de células madre —Habló el enfermero de turno, SeYong era el mejor en su área.

—Hay demasiados riesgos y complicaciones mortales que puede sufrir luego del procedimiento —Era lo que más lo asustaba, MinKi estaba muy débil. JiHoon negó con la cabeza mirando a SeungCheol quien estaba con su vista fija en el suelo, se sentía solo, no había apoyo en su esposo.

¿Qué demonios le pasaba?

—Pero también es una esperanza para su cura o para una vida más larga —SeYong se levantó de la silla acercándose a JiHoon —Si quieres yo la puedo realizar pero necesitamos un donante, alguien compatible con MinKi.

—Yo no soy... —Susurró JiHoon y SeungCheol frunció el ceño cuando SeYong colocó una mano sobre el hombro del castaño.

—Tranquilo, lo sé pero hay que buscar un donante lo antes posible —Habló SeYong y JiHoon asintió —Preguntaré en el laboratorio y te llamaré apenas encuentre algo.

El siguiente paso era someter a MinKi a altas dosis de quimioterapia y posible radiación para matar las células dañadas antes de realizar el transplante.

El menor no tardó en empeorar, estaba débil, fatigado, pálido, con hematomas en algunas partes de su cuerpo, con pérdida de peso y JiHoon no dormía por las noches con el miedo de que le subiera la temperatura o se ahogara.

Y lamentablemente los donantes cada día eran más escasos.

La sociedad no dimensionaba lo que podía cambiar una muestra de sangre, de células madres o de órganos sanos al fallecer, lloraban y rogaban cuando uno de sus familiares estaba al borde de la muerte pero, ¿Alguna vez se pusieron del otro lado?

¿Alguna vez donaron para recibir tal gesto de vuelta?

Las personas somos muy egoístas y vemos nuestro metro cuadrado, alejándonos del resto y haciéndonos los ciegos ante el dolor ajeno, pero fácilmente salimos de allí cuando necesitamos ayuda y no tenemos ningún tipo de descaro en pedirla.

—DoYeon ha llamado más de mil veces al móvil de MinKi —Habló JiHoon sentado en un frío pasillo del hospital, afuera de la habitación de su hijo.

—No me interesa mucho ese niño en este momento —Murmuró SeungCheol con la mirada hacia el frente.

—No perderíamos nada con tomarle una muestra de sangre.

—¿Y hacerle saber que MinKi jamás se mudó de ciudad y que está hospitalizado porque padece cáncer a la sangre?

JiHoon giró la cabeza mirando al mayor —Sí, eso es precisamente lo que estoy diciendo porque no me importa que lo sepa, sólo quiero saber si es compatible con MinKi ya que ninguno de nosotros lo somos.

—Ese niño no se aparecerá por acá.

—¿Por qué no? —Frunció el ceño al darse cuenta lo egoísta y ciego que estaba siendo SeungCheol —¿Por qué a ti te cae mal? La cabeza no es de adorno —Miró hacia adelante, a la puerta donde estaba MinKi —Utilízala por favor.

—Perdón por no ser tan inteligente como SeYong.

—¿Qué?

—No pienses que no me he dado cuenta de tu coquetería con él.

—¿Estás bromeando? —JiHoon se levantó de golpe intentando entender lo que estaba escuchando —¿Piensas que esta situación voy a andar coqueteando? Eres un ridículo.

SeungCheol corrió hacia JiHoon cuando éste se dio la media vuelta para irse, lo sujetó de la muñeca y lo volteó —No busques a DoYeon.

—Lamentablemente para ti, esta vez yo soy el doctor encargado de la situación de MinKi y con o sin tu consentimiento haré lo que estime conveniente —Se zafó del agarre —Así que si quiero buscar a DoYeon lo haré, no necesito tu permiso.

SeungCheol tensó la mandíbula y salió de allí azotando la puerta con furia.

Los ojos de JiHoon se humedecieron, sacó el móvil y una lágrima cayó en la pantalla, aquella imagen de su familia era lo único que lo mantenía en pie cada hora que pasaba en el hospital.

JiCheol ♡ Amorterapia II: Because it's you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora