Primer libro saga: Frecuencias
Segundo libro: Forever®
- Déjame ser el dueño de tus sueños, el único que está en tus pensamientos incluso en aquellos tan profundos y morbosos que no creías capaz de imaginar, déjame ser el dueño de tus fantasías, has...
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-Pásame mi chaqueta.- miro en el sofá y veo la chupa de cuero negra, la tomo y se la doy. Se la anuda en la cintura tapando así la mancha de sus pantalones - Vamos.- abre la puerta y hace un ademán para que pase primero.
Comenzamos a caminar hasta la salida. Pone su mano en mi cintura dirigiéndome.
-¿Me has perdonado ya?- miro a sus ojos los cuales están muy oscuros.
Bruscamente me arrastra haciendo que mi espalda choque contra su pecho -Escúchame bien.- dice con voz ronca en mi oído - camina calladita hasta el ascensor, cuando entremos en la suite vas a hacer todo lo que yo te diga, sin rechistar, ahora sé una niña buena y anda.
Me dirijo hacia el ascensor seguida de Ian que no aparta la mano de mi cintura dirigiendo mis pasos hacia el ascensor, las puertas del mismo se abren.
-Pasa.- dice contra mi oreja, siento como se eriza el bello de mi cuello debido a su cercanía. Me adentro junto a él en la máquina, bajo su atenta mirada, pulsa el botón de nuestra planta y las puertas se cierran.
De un momento a otro estoy contra la pared, acorralada bajo su gran torso.
-Ian.
-Shh.- me agarra de la cintura y me eleva, yo enredo las piernas en su cintura.
Devora mis labios con ansias, pongo las manos en sus musculados pectorales, mientras que él sube una mano hasta mi cabeza, la enreda en mi pelo, y la otra la mantiene en mi nalga, apretando con fuerza, clavando los dedos en mi piel.
El ascensor se detiene, abro los ojos y lo veo con los suyos cerrados, gruñe contra mi boca y me baja mientras las puertas se abren.
Por suerte no hay nadie esperando el ascensor, agarra mi mano y sin perder un segundo se dirige conmigo hacia la habitación, saca la tarjeta del bolsillo de su pantalón, la pasa por el detector y se abre la puerta.
Deja que pase primero, se escucha el sonido de la puerta al cerrar, todo con una luz tenue, la estancia solo alumbrada por los leds del suelo y el techo.
Ian me sorprende cuando hace que gire y vuelve a sostenerme entre sus brazos, me agarra de la cadera haciendo que nuevamente me eleve, pongo las manos al rededor de su cuello, me eleva por encima de su cabeza haciendo que la base de mi cuello quede justo a la altura de sus labios.
Reparte besos ardientes por todo mi torso, yo acaricio su cabello negro, cierro los ojos y muerdo mi labio inferior al sentir como muerde mi piel, se despoja de mi ropa en cuestión de minutos, dejándome únicamente en bragas.
Se dirige conmigo hacia la cama, me deja acostada en ella y observo cómo se deshace de su camiseta, tirando la lejos.
Me agarra de los tobillos y arrastra mi cuerpo hasta quedar al borde de los pies de la cama, se arrodilla y comienza a besar mis piernas mientras me observa con esos preciosos ojos grises cada vez más oscuros.