Jimin y Jungkook llevan una vida de casados "normal", aunque Jimin se encarga ahora de la empresa de su padre mientras Jungkook continua en la universidad. El menor es asechado por uno de sus profesores del cual logra escapar aunque no por mucho; a...
– ¿Y crees que con sólo argumentar que lo encontraste en la playa, te salvará de cadena perpetua en la cárcel? ¡¿Sabes que día es hoy?! ¡Han pasado 7 meses! ¿Porque no acudió a la policía enseguida? ¡¿Porque no llamo a urgencias?! ¡Tú, Jackson. Secuestraste a Jeon Jungkook!
– En mi defensa... no fue mi culpa.
Jackson se cruza de brazos soltando un suspiro agobiado.
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– Joder, joder... –Jackson llega a su apenas pequeña casuchadespués de haber manejado un par de horas. Recuesta al menor quien gracias al Señor ya estaba respirando aunque seguía inconsciente.– Jungkook tienes que soportarlo... –Jungkook parecía tener la temperatura alta y eso le preocupaba. Como pudo intentó aliviarlo mientras llamaba a un médico.
– Porfavor, venga rápido, mi amigo se está muriendo. ¡Ya, porfavor!
– Lo sentimos mucho, usted tiene prohibido el acceso. – Línea cortada.
– ¡Mierda! –Cuelga y completamente angustiado pues apesar de haberlo mantenido "bien" durante el camino, temía que todo se le saliera de las manos, no podía dejar a Jungkook sólo ahora menos que nunca, alguien debía venir. Alguien debía ayudarle.– J-jun-gkook... Debo de ir por un médico... –Murmura temeroso.– Te dejaré sólo un momento, porfavor espérame... No te vayas a ir. –Rogoal menor refiendose a que no dejará el mundo y fuese resistente, pues tenía que irse.
Entonces dejando el pañuelo mojado y frío en su frente, salió de su casa.
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– ¡Se lo ruego! Lo necesito. –Dijo con las manos juntas frente a su pecho.
– Ya te dije que no Jackson, me dijeron y me pagaron por no darte mi servicio. Lo lamento y ya vete, es demasiado tarde. Mi familia está descansando.
Estaba por cerrar la puerta pero Jackson lo detiene arrodillándose.
– Te lo ruego... Eres el único médico que conozco. No tengo a nadie más, te ruego que lo salves. –Solloza desesperado.– Prometo que no diré que me ayudaste. Es más... no me estarías ayudando a mí, estarías ayudando a mi amigo.
– Dije que no.
– Se lo ruego... ¿Donde está el principio que dice que un médico debe ayudar al paciente sin importar su género y raza? ¡¿donde está su dignidad humana?!
