Sus labios me cautivaban, me volvían demente, me sentía en las nubes igual que las veces anteriores en las que nos habíamos besado. Sus brazos se envolvieron en mi cintura, y mis manos en su cuello.
-No llores por él, no lo merece-susurró separándose una pulgada de mi, para limpiar las lagrimas que yacían en mis mejillas y volvió a besarme, tan dulcemente que creí olvidarme de todo, de Brad, de mi madre, de Martah, de Amber enferma y del mundo completo.
Justin estuvo minutos enteros besandome así, dulcemente y separándose de momentos para besar cariñosamente mis mejillas y mirame a los ojos.
Como me sucedía siempre que él me tocaba sin que lo esperara, sentía estar en un sueño del que temía profundamente despertar.
-Eres preciosa-murmuró sobre mis labios haciendo que mi piel se erice hasta la última pulgada, y cuando volvió a besarme, su lengua se introdujo a mi boca, y sin saber como, me encontraba cayendo suavemente de espaldas al sofá color cafe del living.
Los labios de Justin se posaron en mi cuello, proporcionándome besos alrededor de este y luego en mis mejillas otra vez, besó mi nariz y luego cada uno de mis parpados. Mi cuerpo tembló violentamente ante su toque y ante los nervios y anticipación que me producía el hecho de que él estuviera sobre mi.
-Justin-susurré cuando estuvo otra vez cerca de mis labios.
Sus ojos fueron a los míos, miel ahora pareciendo chocolate observándome con confusión, una pequeña luz de decepción se cruzó por su mirada y supe que era porque creía que lo iba a detener.
-Hazme el amor-susurre
Justin parpadeó frenéticamente, como si estuviera intentando procesar mis palabras.
-Pero, cariño, tu eres...virgen-dijo dulcemente, acariciando mi mejilla.
Su forma de llamarme "cariño" como jamás lo había hecho me hizo estremecer, y el hecho de que él me observara con esa mirada de advertencia y que no se hubiera arrojado a mi sin dudarlo, como un gran porcentaje de la población masculina lo hubiera hecho, me hizo quererlo aún más.
-No importa, bueno, si a ti no te importa, quiero decir-balbuceé nerviosa.
Él sonrio, una sonrisa enorme y relajada.
Ese hombre no podría ser más jodidamente hermoso, aún si lo quisiera.
-Aunque es tu cumpleaños, sería el mejor regalo que me puedas dar
-¿En serio?-susurré, algo sorprendida.
Él asintió.
-Quiero ser el primero
-Tambien quiero que seas el primero
Su sonrisa se hizo mas grande y sus labios se acercaron a los míos.
-Quiero que sepas, que una vez que lo hagamos, seras mía-susurró mirando mis labios.
Mi estómago se revolucionó con la idea de pertenecer a Justin, y entonces Brad y todas mis preocupaciones desaparecieron de mi cabeza por el resto de la noche.
-Quiero ser tuya Justin, lo quiero mas que nada-me sinceré.
Él cerró los ojos y suspiró con una sonrisa, como si escuchar eso fuera lo que había estado esperando por mucho tiempo, y luego de mirarme una vez más, llevó sus manos a su espalda y se quito la camiseta en un movimiento rápido, en el que me quedé observándolo hipnotizada.
El aire escapó lentamente por mis labios al tener a la vista a su pecho trabajado y sus infinitos tatuajes frente a mis ojos.
El hecho de que su cuerpo de anchos hombros y grandes músculos se encontrara sobre mí revolucionó mi cuerpo entero.
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El Padre de Mi Mejor Amiga|Justin Bieber|Editada|
FanfictionEmma Houston lleva la vida corriente que podría aburrir a cualquiera, sus únicos problemas reales se encuentran en las dudas e incertidumbres que genera su futuro. Esto indudablemente cambia cuando una parte oscura y olvidada de la vida de su mejor...