El Padre de Mi Mejor Amiga|Justin Bieber|Editada|

Capítulo 35: ¿Crees que le tengo miedo?

Me quedé estática por unos minutos allí, sintiéndome una estúpida.

Joder, él se arrepentía de besarme.

No puedo decir que estaba sorprendida, pero mentiría si dijera que una pequeña parte de mi no se sintió esperanzada con lo que había sucedido.

Froté mi rostro con frustración.

Su voz hizo eco en mi mente, repitiéndome una y otra vez que el creía que había sido un error.

Sonreí melancólica, recordando su toque en mi cuerpo.

A mis ojos había sido la mejor cosa que había experimentado con un chico en mi vida.

Mierda, pero Justin no era un chico, era un hombre.

Suspiré en el silencio del living y me puse de pie, busqué mi teléfono en el bolsillo de mi chaqueta y marqué el numero de Brad, luego del tercer llamado, contestó.

-¿Si?

-Brad-murmuré.

-Oh, Emma-dijo, sorprendido.

-Si-respondí a lo bajo-¿estas en tu casa? tengo que hablar contigo

-Eh...si, claro-podía notar que estaba bastante confundido con mi llamado.

-Amm y...¿puedo ir?-sonreí por lo estúpido de nuestra conversación siendo que ambos teníamos tanta confianza con el otro.

-Claro

-Bueno, te veo al rato, adiós

-Adiós

Arrojé mi teléfono al sofá, y en mi camino a la habitación de Amber noté, que él no me había dicho 'nena' ni una sola vez.

Sonreí una vez en la habitación, al ver a Amber luchando y maldiciendo a la vez que intentaba colocarle barniz a las uñas de sus pies.

-¿De que te ríes? maldita sea ven y ayúdame

Solté una risa.

-No puedo, me voy donde Brad

-¿Eh? ¿donde Brad? ¿de que me perdí?-preguntó frunciendo el ceño.

-Pues tragué mi orgullo y lo llamé-dije quitándome la ropa.

-Me parece bien-se encogió de hombros-oh, oye, ¿qué te dijo mi papá? se lo veía muy enojado ahí abajo-abrió grande sus ojos e hizo una mueca.

Suspiré con fuerza, no tenía ganas de hablar de eso.

-Él me pidió que le contara textualmente lo que paso con Becker-dije buscando algo decente que ponerme-ya sabes, me costo decírtelo a ti, no creo que sea algo que pueda hablar abiertamente-dije y arroje sobre la cama una camiseta negra y un jean oscuro.

Ella quitó la atención a sus uñas y me observó sin ninguna expresión en su rostro.

-Si, ya lo creo-murmuró

Luego chasqueó la lengua volviendo a pasar el pincel por sus uñas.

-Lo siento, ese hombre es un impulsivo testarudo, no tiene por qué entrometerse

Me encogí de hombros, haciéndole entender que no había de que preocuparse.

-De seguro se cabreó muchísimo-agregó riendo a lo bajo.

Me reí con ella, aunque mi voz se apagó al instante al recordar lo sucedido después.

-Así es, hubieras visto su cara-comenté mientras me vestía-creo que quería matarme aunque no lo dijera