El Padre de Mi Mejor Amiga|Justin Bieber|Editada|

Capítulo 25: Bendito sea el destino

Luego de esa charla extraña y algo triste pero también liberadora, Amber y yo nos fuimos a dormir.

Agradecía con todas mis fuerzas el haber sacado esa información de mi cuerpo. Conocía a Amber desde muy pequeña y ella realmente era como la hermana que nunca había tenido, no recordaba ni una vez en la que le hubiera ocultado algo de esa manera.

La realidad es que había evitado decirlo durante esos días porque creí que mi fascinación por su padre se iría con el correr de los días, pero mi atracción por él parecía aumentar en lugar de disminuir, y aquello comenzaba a preocuparme tremendamente.

-¡Buenos Días!

Mierda, tapé mis oídos al oír la voz chillona de mamá en la mañana.

-¿Que hay?-bostecé bajando el ultimo escalón.

-¿Y Amber?-preguntó ella tironeando de mi brazo para llevarme a la cocina.

-Hm, tuve que girar el colchón y arrojarla al piso para despertarla, parecía el tío cosa pero cabreado así que decidí dejarla sola-dije con una pequeña sonrisa.

-Oh-dijo ella sin prestar mucha atención y me paso un vaso con yogurt-escucha, he hablado con Justin, ¿por que no me dijiste que el se ofreció a ser tu profesor de literatura?-interrogó girando la cuchara en su taza de café.

Oh, de pronto entendía el repentino entusiasmo matutino.

-Oh am, es que no quería molestarlo en sus vacaciones-mentí sentándome en el taburete frente a ella

-Cariño, Justin nunca tiene vacaciones-sonrió ladeando su cabeza-ahora mismo él está trabajando, es solo que prácticamente se ha traído media oficina a California para estar cerca de Amber

Sentí cosquillas en mi estómago al oír eso, pues sabía que él estaba trabajando constantemente, pero se sentía muy dulce oír el esfuerzo que estaba haciendo para reparar su relación con Amber.

Maldito hijo de puta perfecto y sexy.

-Oh-asentí mirando mi vaso-aún así, no quiero agregarle otra molestia

-Pues es tarde porque ya he aceptado que sea tu profesor-dijo toda tranquila.

Giré mi cabeza en su dirección, mirándola con ojos de loca.

Es decir, desde la noche anterior donde había hecho todo un reseteo mental, entendiendo que ese hombre no tenía el más mínimo interés en mi, mi finalidad era alejarme de él.

Joder, ¿para qué continuar avivando ilusiones de algo que jamás iba a suceder?

-¿Por qué hiciste eso?-pregunté elevando mi voz como loca aunque fueran las 6 de la mañana.

-¡Shhh! cállate-susurró-y sí, lo harás, no creas que olvidaré nuestro trato-dijo señalándome-hoy mismo empezarás las clases con Justin, Martah y yo iremos al Centro Comercial en la tarde para darles espacio, Amber vendrá con nosotras y tu te quedarás aquí, nada de computadora, nada de teléfono, nada de música-dijo lo ultimo señalándome con su dedo índice.

Puse los ojos en blanco y asentí.

-Oh, y no olvides que en la noche viene tu novio a cenar

Jadee

¡Brad! Lo había olvidado por completo, asentí como zombi y terminé de alistarme para el instituto, para luego irme con Amber.

El día escolar pasó normal, y por suerte sin ningún disgusto ya que no tuve que cruzar a Johnson por los pasillos.

Al salir, Amber y yo hicimos nuestro camino a casa como siempre, solo que esta vez me tocó ver mi casa desde afuera y continuar mis pasos a la casa de mi mejor amiga, ambas hablamos de estupideces en el camino, hasta que ella dijo algo que me dejo de malas.

-Ey, ponte sexy, esta noche es la fiesta de Tyer

-Bromeas ¿cierto?-dije frustrada, ella acomodó su bolso en su hombro y me miro con una ceja arqueada

-¿Que pasa?

Suspiré y recordé que no le había mencionado lo de su padre siendo mi profesor de literatura.

-Mamá esta obligándome a tomar clases de literatura con Justin-bufé, y aunque jamás lo admitiría en voz alta, mi lado masoquista estaba saltando en una pata por estar a solas con él.

Ella me miro con una sonrisa burlona y luego soltó una carcajada haciendo que la observe de mal humor.

-Mierda Emma, no finjas conmigo, conozco esa mirada, estas de todo menos triste por eso...aún así, no comprendo que tiene que ver con la fiesta de Tyer

Hice una mueca de molestia ante su primer comentario y mordí mi labio.

-Mamá dijo que Martah la acompañaría al Centro Comercial para "darnos espacio"-dije marcando las comillas con las manos- y que debería quedarme en tu casa hoy

-Oh-dijo ella riendo como histérica

-Si, muy gracioso-rodé los ojos

-Pues, el destino esta a tus pies nena, aprovéchalo-dijo seria, para segundos después soltar una carcajada en voz alta.

Jesús, era increíble que ella estuviera tomando lo que le había contado para burlarse de mi.

Maldita Amber.

Aunque, por Dios, sería increíble poder aprovechar el tiempo a solas con él.

La realidad era, que aunque me encantaría, jamás algo como eso, era imposible, y aunque Justin Bieber fuera mas sexy que Leonardo Di Caprio a sus 20, no estaba tan desesperada.

Sin mencionar que jamás me lanzaría a sus brazos para ser patéticamente rechazada.

Ambas llegamos a su casa, dejamos nuestras cosas y Amber dijo que aunque ella no tuviera que tomar clases de literatura, pues no tenía problemas con esa asignatura, no iría a esa fiesta sin mi.

-Amber, ¿por qué no te has alistado?-pregunto Martah llegando a su habitación, una hora después.

-Hm, no iré mamá-dijo ella, dejando de mirar el libro que ambas leíamos en su cama.

-¿Por que?-preguntó ella frunciendo el ceño y poniendo sus manos en su cadera.

Observé a Martah desde la cama, con mi ropa de estar en casa y un moño desordenado y despeinado en mi cabeza. Ella se veía realmente genial, traía unos vaqueros oscuros, con botas negras hasta la rodilla y una camiseta ceñida sin mangas de color negro.

Su cabello rubio, incluso más claro que el de Amber, caía en ondas sobre sus hombros de una manera despreocupada y juvenil.

Al verla entendía que estuviera con un hombre como Justin.

Suspiré algo amargada, pues incluso aunque mis deseos fueran imposibles, el sentirme tan increíblemente indigna de él hacía que mi autoestima estuviera por los suelos.

-Porque Emma tampoco irá, tiene que estudiar con Justin...hm papá-se corrigió cuando Martah le envió una mirada.

-Pues es mejor que te duches y alistes porque irás-afirmó-tanto Clarise como yo nos iremos para no molestar y tampoco te quiero aquí haciéndolo

-Oh, mamá, les dejare espacio a ambos, créeme-dijo con una sonrisa de lado y golpeando mi brazo sin que su madre la viera en una broma privada.

Mis ojos se abrieron de par en par, y rápidamente desvíe la mirada a cualquier otro lugar que no fuera Martah, sentía mis mejillas ardiendo como el fuego.

Le dí un codazo en sus costillas sin que su madre lo notara.

Joder entendía las bromas pero se estaba excediendo.

-No te estaba preguntando Amber, solo haz lo que te dije, si no quieres ir a esa fiesta vienes con nosotras-fué lo ultimo que dijo antes de voltear e irse haciendo resonar sus botas de tacón alto contra el suelo.

Ella se volteó aguantando la risa.

-Bendito sea el destino-rió