Timidez e infierno

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¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Después de todo, ¡la timidez es tan común como la alergia! ¿Pero quién dijo que la alergia es irrelevante?

Ya fui muy alérgica y sé bien cuánto una alergia puede limitarnos. Me acuerdo de no poder correr como los demás niños en el recreo, sufrir cuando el clima era feo en Río de Janeiro, ser llevada de prisa al hospital debido a las crisis solo a causa de un simple polvo en el aire. Desarrollé pulmones frágiles, inmunidad baja y una estructura corporal bastante vulnerable. Todo a causa de la alergia… Por lo tanto, la alergia hace daño, y mucho, así como la timidez.

Pero mucha gente intenta interpretar el siguiente versículo bíblico de forma diferente: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apocalipsis 21:8).

Piensan que, seguramente, Dios no iba a comparar a los tímidos (que tal vez incluye prácticamente a la mitad de la población de la humanidad) con los homicidas. Pues sí, ahí está: la timidez es mala.

El problema de la timidez es que esta da una sensación de humildad, como el hecho de pensar “quién soy yo para llegar allí y hablar con aquella persona”. Tal pensamiento, automáticamente, le intitula como humilde, pero no. La timidez no es humildad, sino pura cobardía. La cobardía de hacer lo que tiene que hacerse. La cobardía de ser quien usted es. La cobardía de usar la camisa de su fe.

Es a causa de esa cobardía disfrazada de timidez que mucha gente no usa la fe y, al mismo tiempo, se cree merecedora de las bendiciones de Dios, ¡como si el justo pudiera ser justificado por su cobardía!

Por cierto, aquí va un recado para quien se cree justo: si usted es tímido, no tiene nada de justo. La propia justicia demanda de nosotros el valor para hacer lo que es correcto, incluso si el precio a pagar es ser víctima de la injusticia, calumniado, criticado, mal interpretado.
Ahora usted entiende por qué muchos de los que se dicen justos no son justificados ante Dios —no son justos, sino tímidos y, por lo tanto, cobardes.

Es interesante que la traducción del inglés de la palabra “tímido” en Apocalipsis 21:8 es cobarde. ¡Eso tiene mucho sentido! Y diré algo más, la timidez es sinónimo de cobardía. Sé bien lo que es eso, ya fui muy tímida/cobarde. Gracias a Dios, el propio Espíritu Santo colocó en mí un rechazo a ese tipo de comportamiento, y fui a la lucha, negándome a mí misma, hasta un día poder escribir sobre el tema sin una pizca de vergüenza.

“¿Quién se levantará por Mí contra los malignos? ¿Quién estará por Mí contra los que hacen iniquidad?” (Salmos 94:16)

Tomado del blog Universal México.

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