Cerca de DIOS ©

Sin límites

En los tiempos de antes, los reyes que gobernaban en las tierras tenían a sus soldados, jefes de tropas, concubinas, los siervos, entre otros.

Todas estas personas estaban obligadas a seguir órdenes de este rey o persona ungida por Dios. Caso contrario, vendrían las consecuencias por sus propias actitudes.

En los libros de la Biblia podemos encontrar a personas que, sin importar lo que los demás pudieran decir de ellos, dejaban todo por Dios. Se humillaban para glorificar a Dios.

Un gran ejemplo de ello es el propio Señor Jesús, quién aunque enfrentando a las fuertes autoridades de ese entonces, siguió haciendo la voluntad del padre.

Por esta misma razón él era perseguido y odiado, llegando al punto de ser apedreado:

«Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue.»
(Juan 8:59)

Otro claro ejemplo es David, él fue odiado por el rey Saúl por ser el ungido de Dios, y aún más porqué le amaban más que a él, hasta llegar a este punto:

«Habló Saúl a Jonatán su hijo, y a todos sus siervos, para que matasen a David; pero Jonatán hijo de Saúl amaba a David en gran manera,»
(1 Samuel 19:1)

Si Jesús siendo humano no tuvo límites para cumplir la voluntad de Dios, con nosotros no debe ser diferente, debemos quitar los límites.

Incluso David siendo humano como nosotros, él se sometió a la obediencia, ¿Qué somos para no hacer la voluntad de Dios?

Dios salvó a David muchas veces de la muerte debido a Saúl, todo porqué tenía propósitos. ¿No hará lo mismo con nosotros?

Con la vida colocada en el altar de Dios, no hay nada que temer. Hasta lo más grande se hace pequeño delante de Dios.

Aunque intenten atentar en nuestra contra, hay algo más importante que todas las cosas, la salvación del alma.

«Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.» (Mateo 10:28)