Señales que incidan el fin de los tiempos

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Un fenómeno que ha preocupado a los científicos, recientemente, son las tormentas solares.

Estas ocurren cuando el sol tiene erupciones, que emiten vientos solares. Eventualmente, las partículas colapsan con el campo magnético de la Tierra.

Como resultado, las personas pueden ser expuestas a la radiación y las redes de energía pueden ser derribadas —consecuentemente, los aparatos eléctricos también.

Tormentas solares del pasado

Una de las tormentas solares más devastadoras de las que se tiene noticia ocurrió en 1859 es conocida como Evento Carrington. En la época, el destello en los polos fue tan fuerte que algunos buscadores de oro de la Montañas Rocosas, en América del Norte, creyeron que había amanecido. Era posible observar la aurora en Cuba y Hawái. Posteriormente, los telégrafos —usados como medio de comunicación— resultaron afectados.

En 1989, una tormenta solar afectó Quebec, Canadá. Alrededor de 6 millones de personas estuvieron sin energía. Durante el evento, hasta la Bolsa de Valores de Toronto tuvo las computadoras apagadas.

Sorprendentemente, la Tierra se salvó por poco nuevamente el 23 de julio de 2012. Una tormenta solar casi termina con la civilización moderna. Un estudio de la Academia Nacional de Ciencias evaluó que el daño pudo haber sido de 2 billones de dólares.

Señales del Apocalipsis

Han sido muchas las señales de que el planeta está en peligro de muerte. El pasado mes de agosto, por ejemplo, la humanidad agotó los recursos renovables para 2018.

Un autor israelí, Doug Hershey, decidió separar 200 fotografías de Israel, al reflexionar el libro de Ezequiel (36:8). Estas son del periodo de 1880 y 1940.

El fragmento bíblico dice: “Mas vosotros, oh montes de Israel, daréis vuestras ramas, y llevaréis vuestro fruto para mi pueblo Israel; porque cerca están para venir”.

Primeramente, Hershey y su equipo creían que el fragmento era metafórico, refiriéndose al pueblo que “llevaría frutos”. Pero, al observar las fotos, llegaron a la conclusión de que la referencia era literal.

En otras palabras, cuando Israel volviera a ser una nación —lo que sucedió en 1948—, habría un desarrollo en el territorio.

Abajo, Hershey compara a la Universidad Hebrea de la actual Jerusalén con la de la primera mitad del siglo 20.

Para Hershey, Israel es el “reloj” de Dios y es interesante ver tanto cambio en su territorio en tan poco tiempo.

El libro del Apocalipsis

En la Biblia, es evidente, por medio del libro del Apocalipsis, que habrá un día en que el Señor Jesús volverá para llevarse a Sus escogidos, como Lo había prometido.

“Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor” (Mateo 24:42).

Acerca del tema, el obispo Edir Macedo, escribió en el libro Estudio del Apocalipsis: “En contraste con los demás libro de la Biblia, donde el Salvador es revelado, el Hijo de Dios, el Rey y Señor, el Apocalipsis nos revela que el Señor está volviendo, en la realización final del plan de Dios”.

De ese modo, vemos en el Apocalipsis la conclusión que el Altísimo había establecido para la humanidad.

El tiempo es corto, ¿Quien ha sido el Señor de su vida? ¿Baal o DIOS?

Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: Escogeos un buey, y preparadlo vosotros primero, pues que sois los más; e invocad el nombre de vuestros dioses, mas no pongáis fuego debajo. Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos! Pero no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando cerca del altar que habían hecho. Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle. Y ellos clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos. Pasó el mediodía, y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecerse el sacrificio, pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase. Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de DIOS que estaba arruinado. Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra de DIOS diciendo, Israel será tu nombre, edificó con las piedras un altar en el nombre de DIOS; después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano. Preparó luego la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña. Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez, de manera que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja. Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: SEÑOR DIOS de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, DIOS, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh SEÑOR, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. Entonces cayó fuego de DIOS, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡DIOS es el Dios, DIOS es el Dios! (1 Reyes 18:25-39)

Tomado del blog Universal México.

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