Testimonio 7

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“Antes de participar en la Terapia del Amor, me sentía sola, triste, depresiva y con ganas de no querer vivir más. Me sentía muerta en vida, hacía las cosas mecánicamente, pero nada me daba ninguna satisfacción. Varios factores influyeron para que me sintiera así, como la separación de mis padres, aunque nunca hubo golpes entre ellos, escucharlos insultarse me marcó mucho.

Me aislaba de la gente, ya que pensaba que alguien me podía lastimar. Cada vez más, los deseos de morir aumentaban, solo que no me atrevía a quitarme la vida, incluso llegué a pedirle a Dios que no me dejara vivir, ¡no me sentía feliz! El odio, rencor, dolor llenaba mi alma. En ese lapso, escuché que eso podía acabar si buscaba al Espíritu del Amor.

Fui a la Universal y a la Terapia del Amor, donde aprendí más de Él, así como también a amarme a mí misma y, sobre todo, a perdonarme y perdonar a los demás. A partir de ese momento, supe lo que es ser verdaderamente feliz. La Terapia del Amor es parte de mi, puesto que a través de ella, Dios me dio vida”, Griselda Flores.

Tomado del blog Universal México.

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