¿Usted ya hizo un pedido, un clamor sincero a Dios o un propósito para lograr algo pero no obtuvo respuesta? Cuando eso sucede, es verdad que la duda empezará a tocar la puerta de su corazón. Esta también traerá consigo otros males: miedo, incredulidad, desconfianza, malos ojos, malicia, dejándole enfermo por dentro.
El pueblo de Israel estuvo en esa situación, en una época determinada. Tenía 3 años y medio que no llovía y el pueblo había menospreciado a Dios.
“Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si el Señor es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra” (1 Reyes 18:21).
“Ellos estaban tan fríos espiritualmente que no respondieron. Hoy en día también es así, todo el mundo inicia con una fe caliente, sin embargo, el tiempo pasa y muchos terminan divididos entre dos pensamientos, lo cual divide su fe, como sucedió con el pueblo de Israel. Hubo un momento en el que no sabían más quién era Dios y quién era Baal”, dijo el obispo Edson Costa.
Tal vez, para usted, el año 2018 fue de silencio. Al punto de que se mantiene enfermo en la fe, de no creer más como debería. Sin embargo, el cielo reacciona de acuerdo con lo que hacemos aquí en la Tierra. Es decir, si queremos una respuesta de lo Alto, necesitamos llamar la atención de Dios.
Uno de los secretos para proteger su fe de los males de la duda y llamar la atención del Creador es tener dentro de sí Su Espíritu. “Cuando la persona Lo recibe, primeramente no se basa más en lo que ve u oye, pues aquello no hace ninguna diferencia. Ella sabe que lo que está en su interior es más grande que todo”, dijo el obispo.
Tomado del blog Universal México.
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