¡Primero el fuego, después la lluvia!

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El cambio tiene un orden:
Primero, el FUEGO (el restablecimiento de la Presencia de Dios).
Y después, la LLUVIA (la solución del problema humano, material).

A los ojos naturales, el gran problema de Israel era la sequía, la falta de lluvia, la quiebra económica, que castigaba al pueblo hacía tres años y medio.

Pero, en realidad, la quiebra económica fue determinada por la quiebra espiritual, pues el pueblo estaba dividido entre el Dios Vivo y Baal, cuando sabemos que no se puede servir a dos señores.

Por ese motivo, después de sacrificar al Dios Vivo, Elías no clamó por la lluvia primero, sino por el Fuego, que es la referencia de la Presencia de Dios, y lo que realmente le faltaba al pueblo de Israel. Así, todo el resto sería consecuencia, inclusive la lluvia, o sea, ¡la solución del problema exterior!

Por lo tanto, ¡no insista en continuar haciendo fuerza para salir de un agujero aquí afuera, cuando hay un agujero mayor adentro de usted!

¡Traer el FUEGO (Dios adentro de usted), después la LLUVIA!

¡Que Dios lo bendiga sobremanera!

Colaboró: Obispo Guaracy Santos
Tomado del blog Universal México.

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