El viaje del alma

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Recientemente, un famoso conductor de TV embarcó en el vuelo equivocado y solo se dio cuenta después de haber aterrizado en otro estado. Imagínese el trastorno y la vergüenza que pasó.

Pues bien, nuestra vida aquí en la tierra es pasajera. Nuestra alma está “viajando” hacia un destino final.

Si usted tuviese que viajar hoy hacia un lugar muy lejano, ¿qué medio de transporte escogería? Probablemente sería el avión, ¿no es así?

En el caso del viaje del alma, solo existen dos “aeropuertos” en los que ella podría “aterrizar”: la eternidad con el Señor Jesús o la eternidad en el lago de azufre.

Para llegar al “aeropuerto” de la Salvación es necesario usar la FE SALVADORA, que nos lleva a sacrificar nuestra voluntad y los placeres de este mundo para mantenernos firmes en el rumbo correcto.

Es esa fe la que hace que la persona se “castre” para todo aquello malo que este mundo tiene para ofrecer, así como aquellos eunucos que se castraban por el Reino de Dios (Mateo 19:12).

Esa fe es la más importante. Es esencial para nuestra Salvación – aunque el viaje esté hecho de turbulencias (algo imposible de evitar en el “viaje” al Reino de los Cielos).

Ahora, y si usted pudiese escoger ¿en qué clase viajaría? ¿Sería en la económica o en primera clase?

Es claro que, si tuviese condiciones económicas, no dudaría en viajar en primera clase.

Así también es el tipo de vida que usted va a llevar aquí en la tierra: puede ser una vida bendecida en todo, con todo en confort que las promesas de Dios nos garantizan, o no.

Eso va a depender de la FE CONQUISTADORA. La misma está disponible para todos, pero también requiere sacrificios.

Existen muchos viajando hacia el destino equivocado (infierno) – unos en la clase económica (viviendo un infierno en la tierra), otros en primera clase (incluso conquistando las bendiciones que este mundo tiene para ofrecer).

Mientras otros incluso están viajando hacia el destino correcto (Reino de los Cielos) en primera clase (con una vida que glorifique a su Dios). Para eso, son necesarias tanto la FE SALVADORA como la FE CONQUISTADORA.

Crea usted o no, el viaje ya comenzó, y la FE SALVADORA Y SACRIFICADORA es exactamente para eso.

Si usted está dentro del avión equivocado, ni bien este haga una escala (y eso se refiere a las oportunidades que Dios nos da), desembarque y entre en el vuelo correcto – con destino al Reino de Dios. Para eso, usted va a necesitar al Espíritu Santo por encima de todo en este mundo.

En caso de que usted ya esté en el vuelo correcto (sellado con el Espíritu Santo) salte a la clase de adelante. Puede estar seguro de que hay lugar disponible, ¡y no hay aeromoza en este mundo que pueda impedirle que viaje allá!

Recordando a todos que, independientemente de cualquier cosa, ¡lo más importante es llegar al destino final!

Colaboró obispo Celso Júnior.
Tomado del blog Universal México.

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