Escudriñando en algunas anotaciones antiguas de reuniones de obreros, de pastores y de esposas, en los cuales tuve el privilegio de participar, vinieron lágrimas a mis ojos.
Regresar por algunos minutos en el tiempo me trajo alegría por acordarme de las luchas que vencí para permanecer en la fe. Certifiqué, una vez más, en mi propia vida, cuán fiel y bueno es mi SEÑOR, cuán perfecta es Su justicia.
Pero, también sentí tristeza por las personas que, a lo largo de los años, se quedaron en el camino. Compañeros que no lograron poner en práctica aquello que oyeron, e incluso aquellos que no ejecutaron los mismos consejos que dieron.
En este viaje del tiempo, un hecho que me llamó la atención fue el inmenso cuidado de Dios, a lo largo de los años.
Reuniones y mensajes que, antes, desde el inicio de mi caminata, se hicieron de tiempo en tiempo, hoy son constantes. De tal modo que no sabría enumerar cuántas palabras de estímulo, de temor, de enseñanzas valiosas recibimos. Es difícil describir todo, pues el banquete de Dios ha sido abundante. Él habla por medio de las Escrituras Sagradas, de los diversos cultos a los que tenemos acceso, de la literatura, de los blogs, etc.
Por lo tanto, quien cae en la fe, nunca podrá argumentar que no fue alertado, que no oyó sobre determinado asunto, que no fue exhortado o corregido, pues todos lo somos, y exhaustivamente.
El problema es que gran parte ha tenido oídos negligentes, el corazón indiferente y una mente inclinada a olvidar rápidamente. Eso es una pena, porque, en el reloj de Dios, estamos cerca de la medianoche, es decir, del fin de todas las cosas.
Creo que, además de que el retorno del Señor Jesús está a punto de suceder, este tendrá lugar de manera tan rápida, que no le dará tiempo para arrepentirse en el último momento.
Por eso, Su aviso solemne, tanto para los justos como para los injustos, es que continúen siguiendo con sus vidas. De manera que quien, conscientemente, se esconde atrás de un personaje para sembrar maldades en injusticias, quien anda en el pecado, quien le gusta lo que es impuro, que viva como quiera. Que siga la inspiración maligna: no piense en las futuras consecuencias, solo haga lo que tiene ganas de hacer,
Pero, en contraste con eso, que los justos continúen en la práctica de la justicias. Aunque vivan siendo perseguidos, excluidos y maltratados. ¡Falta poco tiempo! Dentro de poco, iremos a descansar, volveremos a Casa y tendremos la recompensa de estar junto a nuestro Señor.
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte”(Apocalipsis 2:11).
Entonces, esa manera de hablar no se trata de ironías de parte de Dios, no. Él habla así porque el libro de Apocalipsis fue escrito para la Iglesia, por lo tanto, si hay personas que, aun conociendo la Palabra, elige la injusticia y la impureza, ¿qué más puede hacer Él?
Por Núbia Siqueira
Tomado del blog Universal México.
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Cerca de DIOS ©
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