Capítulo 28

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James corrió sorteando los conos naranjas que se encontraban en lugares estratégicos del campo de soccer. Con el balón a sus pies, intentó anotar un gol una vez habiendo evadido cada obstáculo que se le presentaba, sin embargo, por primera vez desde que había empezado el entrenamiento, el guardameta logró detener el balón antes de que este traspasara la línea blanca bajo sus pies, de manera que el gol de James no pudo concretarse. Mientras el capitán de los Black Dragons maldecía en voz baja, Alex se preparaba para ser el siguiente en pasar a través de los conos, y por detrás suyo, Oliver calentaba con movimientos de tobillo para cuando fuera su turno.

Vanessa y Audrey observaban el entrenamiento, como muchas otras chicas, la diferencia era que ellas no trataban de llamar la atención de los jugadores como las demás. De hecho, parecían completamente desinteresadas, por decir lo menos. No obstante, había un futbolista que no perdían de vista, y era porque su plática se había concentrado en él.

—A ver —dijo Audrey—. Una vez más: ¿me estás diciendo que crees que Oliver es atractivo... Y que te está empezando a gustar?

Vanessa rió al ver a su amiga tan sorprendida y desconcertada a partes iguales.

—Creo que así es. La verdad es que ni yo entiendo lo que estoy sintiendo. Verás: cuando estoy lejos de él, lo odio a más no poder. Su nombre ni siquiera me viene a la cabeza, no es el centro de mi mundo. Sin embargo, cada vez que se me acerca, cada vez que me habla, y cada vez que me mira, hay algo en mí que lo ve de una manera distinta. Cuando Oliver está cerca, no lo detesto. Todo mi desagrado parece esfumarse mágicamente, y le da paso a una cosa que no estoy segura de que tenga nombre con el cuál llamarla.

—Pues en Canadá le decimos «tener un crush». ¿Oliver es tu crush?

—No estoy muy segura —replicó Vanessa riendo entre dientes—. A lo mejor solo estoy confundida, después de todo, hemos estado pasando mucho tiempo juntos.

—¿Cómo es eso?

Audrey advirtió un sonrojo en el rostro de su amiga, pero se aguantó la risa para no incomodarla.

—Es que ha estado yendo a mi casa en estos últimos días. Romina lo ama, y nos la pasamos jugando, o viendo películas en la sala. Ayer, por ejemplo, fuimos al cine después de la escuela, y luego se ofreció a cuidar de mi hermana mientras yo tenía mi clase intensiva de equitación.

—Eso es muy dulce de su parte.

—Demasiado dulce para ser verdad.

—¿A qué te refieres? —Audrey estaba intrigada por el comentario de Vanessa.

—Cuando me quedé a dormir en tu casa, ¿recuerdas que después de la cena, Oliver me dijo que necesitaba hablar un momento conmigo? —Su amiga asintió—. Pues... él... Bueno, el punto es que Abril nos vio hablando en el patio, e insinuó que Oliver solo quería llevarme a la cama, cosa que definitivamente no me sorprendería.

Audrey se quedó pensando. Si bien James y Oliver tenían fama de haberse acostado con media escuela, no le entraba en la cabeza que esas fueran las intenciones del segundo para con la pelirroja.

—Pero ese no es el estilo de Oliver —dijo—. Es decir..., si quisiera llevarte a la cama, ¿porqué no te lo dice directamente?

—Puede que porque sabe que Dominik jamás permitiría que eso ocurriera —conjeturó Vanessa—. Probablemente desea que me enamore de él, para que cuando ocurra... Ya sabes... eso, no parezca solo culpa suya. No sé si me explico.

—Sí. Aunque no entiendo para qué tomarse molestias innecesarias, como simpatizar a tu hermana si su objetivo es solo convencerte de que te acuestes con él. No me suena lógico.

Reencarnación I: El AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora