Cuentos de Arlan: El Príncipe | Mavely Melchor

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Que sepáis que de nuevo, me enfrento a una reseña muy complicada. No es que no sepa qué decir —que en muchas cosas también— sino que no sé cómo explicároslo. Sé que lo he dicho con otras obras, porque no me llegaba la inspiración pero aquí no es eso, aquí es que me he encontrado con una novela que además de ser complicadísima —en serio— es la segunda parte de una trilogía, así que es la primera vez que trato de reseñaros algo así. A ver qué sale. No me hago responsable de nada.

Hace meses os hablé de El Guerrero, de Cuentos de Arlan. Hoy os voy a hablar de su continuación: El Príncipe, de MavelyMelchor. ¿Es necesario leer el primero para leer el segundo? Por poder... Seguro que si os equivocáis y leéis este antes tampoco os vais a morir, pero recomendaría que leyerais el primero. Aunque cada libro se centra en un personaje del mismo mundo, hay relaciones que llevan el hilo de la trama común. No muchas, pero ahí están.

En cualquier caso, como bien he explicado, lo más seguro es que haga muchas referencias a la reseña pasada porque no me quiero adelantar, pero siento que están muy relacionados y voy a tener que remontarme a El Guerrero para explicar algunas cosas de El Príncipe y porque de paso, también comento un poco la evolución como escritora de Mavely, que ha dado un paso de gigante.

En Cuentos de Arlan: El Príncipe parece que todo salió bien. Liam (el guerrero) cumplió con su misión, consiguió todas las perlas y que Arlan no se fuera a la mierda por una pelea de enamorados; Mirsha descubrió que era príncipe y se quedó con su verdadero padre, el rey Darius, y el resto de familia en el palacio real y Selena... Bueno. Selena se fue a su casa, dejó Medicina y siguió escribiendo —¡mal, Selena! Eso no se hace. Caca. Mira las que lías.

Brevísimo recordatorio: Selena es una de las creadoras de Arlan. Es decir, que todo lo que escribe se vuelve realidad en otro mundo y Liam y Mirsha son personajes literarios. Nos movemos entre el mundo de la literatura y el mundo real.

Ahora, el menor problema de Mirsha es que tiene que acostumbrarse a una nueva vida colmada de lujos y obligaciones de la realeza, porque el mayor es que han descubierto un complot en palacio que se remonta muchos años atrás con el objetivo de derrocar su linaje; su familia está en peligro de muerte y por si fuera poco, su enemigo ha hecho un pacto con Raven, una bruja a la que solo un demonio podría vencer. No le queda otro remedio que tirar de la manta y llegar hasta el fondo del asunto.

Mientras tanto, Liam ha viajado en el tiempo para cumplir con su misión: encerrar a Daro en el santuario de Ignis llegado el momento para que su yo del pasado —o futuro— empiece a buscar las perlas y vuelva a escribir la historia de El Guerrero.

Mientras tanto, Liam ha viajado en el tiempo para cumplir con su misión: encerrar a Daro en el santuario de Ignis llegado el momento para que su yo del pasado —o futuro— empiece a buscar las perlas y vuelva a escribir la historia de El Guerrero

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Para empezar, lo que más me fascina es que Mavely ha logrado hacer un mundo híbrido: es abierto pero también lineal. En el Guerrero se notaba más aún pero aquí quedan reminiscencias. Aunque os aseguro que es fascinante, también es cierto que puede ser un quebradero de cabeza no solo para escribirlo, sino también para leerlo y entenderlo.

No sé a qué huelen las nubes | Reseñas y recomendacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora