No cruces el bosque | Ciruela Ácida

2.3K 161 312
                                    




No. No me gusta la fantasía, ya lo sabéis. Me da una pereza increíble, fruto de lo mucho que la consumí hace años y de desilusionarme al no encontrar ninguna obra que mereciera la pena. Harry Potter me es indiferente, El Señor de los Anillos me aburre —perdóneme, padre, porque he pecado—, Narnia solo me parecen buenos los dos primeros y así con todos y cada uno de los clásicos y las novedades que copaban las estanterías de la biblioteca de mi barrio a excepción de Leyendas de los Otori —lean esa trilogía, insensatos—y mi amado Sapkowski, que es la excepción que confirma la regla a que me entre el sueño de forma automática cada vez que me encuentro con historias con elfos, magos, princesas y mercenarios que frecuentan tabernas y castillos porque demuestra que importa el cómo y no el qué.

Sin embargo, parece que es uno de los géneros más populares por el hecho de que nos permite crear nuevos mundos y tener más libertad a la hora de utilizar nuestra imaginación. Pensamos que es todo paz, amor, alegría, ilusión, canciones cruzando el bosque que duran tres páginas y elfos tocando la flauta —quería decir faunos—y no nos damos cuenta de que es una de las cosas más difíciles de escribir y que pobre del que se embarque en un proyecto como ese.

No voy a entrar en desarrollar un tratado sobre los libros que son fantasía pura y dura, donde se luce la pluma para demostrar la habilidad del escritor a la hora de crear mundos, razas y leyendas coherentes según la diégesis, que no mímesis, nacida de su cabeza. Claro, todos queremos la fama de Tolkien pero a veces, nos pasamos de ambiciosos y la modestia no viene de más.

Bueno, pues con No cruces el bosque de CiruelaAcida nos podemos olvidar de todas esas cosas y meternos de lleno en una historia que empieza de forma gentil para acabar despedazándote con saña. Mi elección de hoy se trata de un soplo de aire fresco que le da una patada a todas las creencias del género de fantasía, prostituido y maltratado, que existen.

***

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

***

En este caso, aunque no sea del todo cierto, diré que No cruces el bosque cuenta la historia de Gaspar, un niño que vive en una ucronía en América del Sur y presencia cómo su hermano mayor, Samuel, al que adora hasta el infinito y más allá, se adentra en territorio prohibido para los humanos, donde cuentan las leyendas que moran las más crueles de las bestias: los bosques. Dos años después, el protagonista no puede dejar de mirar a la linde por donde desapareció el primogénito, sin dejar de darle vueltas a la idea de que si todo el mundo se ha rendido ya, le tocará a él ponerse en busca de Samuel.

Es una sinopsis de lo más pregnante, ¿verdad que sí? Bueno, pues si os convence para ir a echarle un ojo a la historia, una vez que paséis del primer capítulo, olvidaos de ella porque ese es solo el anzuelo. La obra va mucho más lejos. La obra aúna varias historias entretejidas en un mismo tapiz que convergen la misma fatídica noche en el mismo escenario: la ciudad de Puerto Niebla, un lugar donde la magia existe pero es creíble y la tecnología se alimenta del vapor, haciendo alusión a las novelas steampunk sin recurrir al futurismo.

No sé a qué huelen las nubes | Reseñas y recomendacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora