Los gatos negros de Londres | Lucía ZigZag

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Voy a dejar de ser malvada. Algún día tendría que publicar esta reseña, teniendo en cuenta que debe de hacer como casi dos años que la escribí o parecido. Como sé que muchos estáis interesados en saber qué opino de ella, porque estoy segura de que nadie falta por leerla, me veo en la obligación moral autoimpuesta de repetir autora (mientras busco otros que no hayan salido en este libro de reseñas). Sin enrollarme mucho más, vamos a pasar a la historia publicada por Nova Casa Editorial de L-ZigZag : Los gatos negros de Londres.

Paso directamente a deciros que la novela tiene dos protagonistas: Hayden, un niño emo con mucha sensibilidad para el arte y muy insoportable, que funciona como la reinvención del pícaro y el lado gris de la ciudad de Londres. El primero es alguien tan orgulloso que con tal de ser independiente y no tener dueño alguno, se prostituye en un local del Soho y falsifica pinturas. La segunda observa la historia de decadencia de ese Lazarillo de Tormes millenial desde que se le ocurre la genial idea de que quizás la solución a todos sus problemas es robar un cuadro de la National Gallery, llevándose al Infierno a sus compañeros más cercanos.

 La segunda observa la historia de decadencia de ese Lazarillo de Tormes millenial desde que se le ocurre la genial idea de que quizás la solución a todos sus problemas es robar un cuadro de la National Gallery, llevándose al Infierno a sus compañ...

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El principio de la novela es maravilloso. Podría ser distinto pero creo que no mejor. Además de que en dos párrafos la autora demuestra que sabe expresarse como debe hacer una persona de su edad con un mínimo de interés cultural, capta la atención del lector a la perfección. Ha elegido narrarla en primera persona, lo que trae consigo una serie de ventajas y desventajas y una de las primeras es sin duda la pregnancia de las oraciones que suceden una a una en los pensamientos del protagonista. Como dice mi mejor amiga: "de la cárcel se sale, de no leer no" y yo creo que aquí se nota que la pluma que está detrás lo sabe.

La historia, además, te deja intuir que se va a acercar lo bueno pronto. Es una de sus grandes virtudes. No te lanza todo a la cara con descaro pero tampoco se hace de rogar tanto que te cansas. Va al ritmo perfecto. No es de esos libros con los que tienes que tirar de fuerza de voluntad para esperar a que mejore. Al contrario, te dejas llevar, porque vas intuyendo que dentro de unas cuantas páginas va a pasar algo y después, otra cosa y así, cuando te das cuenta, llevas más de la mitad y no puedes dejar de leer.

Otra de las cosas que se ve ya en el primer capítulo (junto a la sinopsis) es que la estructura de la ficción está bien planteada. Eso es importante, hay que saber cómo contar una historia. No tengo ni idea de si Lucía lo hizo sabiéndolo o no, pero que le salió más o menos bien, eso lo digo yo. Ojo con el más o menos que de eso ya hablaremos a continuación.

La presentación del único protagonista, porque es tan egocéntrico que no permite que nadie se coloque a su nivel cuando cuenta su historia, es muy buena. Y puede que eso haya sido un problema, porque ha empezado como en Indiana Jones: el comienzo es un clímax de "otra historia" para ver al chico con las manos en la masa y tras eso, el bajón es importante. No tanto como para que te parezca aburrido pero sí se nota mucho que el ritmo cae un montón. De hecho, la descompensación está siempre presente.

No sé a qué huelen las nubes | Reseñas y recomendacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora