Manipular a nuestros lectores: cuándo, cómo y por qué

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Carrero Blanco, el señor que además de ser astronauta, incumplió la norma de Aristóteles y jodió a Pérez Reverte —aprovechad a leer esta entrada antes de que me la censuren y me llamen terrorista—va a ser el ejemplo de hoy para hablar sobre una de las reglas básicas más frecuentes de olvidar por emoción y amor a nuestro bicho babeante, alias novela.

Ay, esperad. Que han llamado a mi puerta. Creo que son los GEO.

...

...

Vale, ya. Falsa alarma. Por ahora.

Pérez Reverte le estuvo dando vueltas a una historia donde toda la trama giraba en torno a que se pusiera una bomba en un coche y que este, de la explosión, terminara en el tejado de una casa. Al final, no lo hizo, porque pensó que nadie se lo iba a creer y le criticarían por fantasioso. O eso nos contó en su momento nuestro profesor de Guion Audiovisual, al que le he robado la anécdota sin piedad cuando el tema era trending topic en Twitter—reclamos a él.

Tiempo después, ETA puso una bomba en el coche de Carrero Blanco y ahora ya sabéis porque dicen que fue el primer astronauta español. Siglos antes, Aristóteles se levantó un día inspirado y dijo: "pues mirad, griegos del mundo, os voy a dar información de lo más útil para vuestra supervivencia. Ahora pasaréis de mí, pero ya me idolatraréis, ya" y así, mirando a la nada, soltó: "vale más lo falso verosímil que lo verdadero inverosímil".

Bueno, en realidad no debería escribir comillas de declaración pero la cuestión es que por ahí tenía a algún parguelilla esclavizado, porque los becarios llevan existiendo toda la vida, que escribió sus palabras en la Poética, el best-seller de los best-seller, aunque a Dallas Review le cueste creerlo y duela admitirlo y llegó a nuestros días.

Vamos a detenernos un momento aquí. Si un ser humano en el siglo III a.C. —¿religiones y atraso, ¿dónde? ¿qué dices? —estaba capacitado para llegar a estas conclusiones solo con la observación, nosotros podemos entenderlas y no olvidarnos de ellas para usarlas a nuestro favor.

Existen muchas situaciones que nos ponen la trampa delante para caer en los errores, a veces, con toda nuestra buena intención, no os digo yo que no, pero que a efectos prácticos, termina con el mismo trágico final: una historia revelando que es ficción. Porque no estamos hablando de realismo, ojo, estamos hablando de verosimilitud.

Si tú quieres que tu historia sea un panfleto o un arma propagandística, puedes pasarte por el forro todo esto. Ahora bien, si lo que intentamos es provocar la catarsis en los lectores, arrancarles emociones y contar la historia de muchos en una sola, lograr que tu nicho se sienta identificado, vamos a tener que renegar de bastantes cosas. ¿Sabéis lo que es el coste de oportunidad? Economía de primero de bachillerato.

No os voy a mentir, se me habían ocurrido un montón se posibilidades en las que caer, pero son las tantas de la madrugada y tengo el cerebro como para escribir un libro donde salga una foto de mí misma sobre una cuerda. Se me han olvidado la mayoría, así que voy a hablar de la que me he acordado y si me sale más por el camino...

Aristóteles no tenía que darle vueltas al tema de la diversidad porque donde él vivía se propuso que las mujeres ocuparan una casa pública a disposición de los soldados para que procrearan los hombres y le aseguraran el futuro a las polis, entre otras cosas. Con el avance de la sociedad, entran muchas cosas en juego y nos toca actualizarnos en las interpretaciones de la biblia...biblia de la Literatura, digo.

Wattpad tiene una categoría solo para el colectivo LGTBI+ —que en España se escribe así y no LGBT y me hundís en las etiquetas porque ya no sé cómo ponerlo—, donde ya no solo se tratan tema de índole bisexual u homosexual. También entran los transexuales, el género fluido, no binarios, queers y en muchas ocasiones, se enlaza con una reivindicación contra el patriarcado, causante del heteronormativismo y demás términos posmodernos para los que necesitas una guía si quieres comprenderlos.

No sé a qué huelen las nubes | Reseñas y recomendacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora