Alissa.
Tenia que seguir con mi vida, no podía continuar igual, mi mamá ya estaba comenzando a sospechar que algo no estaba bien conmigo, y sinceramente no me atrevía a decirle lo que en verdad me estaba pasando.
- hija, la cena está lista.- decía mi madre desde la cocina.
- ya voy.- respondía bajando las escaleras corriendo.
- ¿sucede algo Alissa?, haz estado muy rara últimamente. Te haz peleado con tus amigas.- soltaba mientras me servía la pasta.
- no mamá, estoy bien con ellas.- le mostraba una ligera sonrisa, tratando de convencerla.
- ¿y Paul?, tuviste un problema con el, ¿verdad?.- negaba. Por más que quisiera ocultarlo mi madre me conocía muy bien, y sabía que algo me estaba pasando.
- eh.- tomaba agua.- ¿y cómo vas en el trabajo mamá?.- era más que obvio que quería evitar ese tema.
- bien hija.- arrugaba la frente.- pero no respondiste mi pregunta.
El timbre de la casa comenzaba a sonar y mi madre se ponía de pie dispuesta a abrir la puerta. Menos mal que alguien me había salvado al menos por ahora.
- te ah salvado la campana Alissa.- decía mi madre dirigiéndose a la puerta.
- mamá, ¿quién es?.- gritaba al ver que no volvía a la cocina.
- ¿mamá?.- soltaba mientras me asomaba.
- ¿Jacobo?
- hola, Isabel!!.
- ¿que haces aquí?.- escuchaba decir a mi madre mientras sostenía el picaporte de la puerta con fuerza.- ya te acordaste que tenías una hija!!.- soltaba con rabia.
- no vengo a pelear.- respondía tranquilo.- solo quiero hablar contigo y con Alissa.
- yo no tengo nada de qué hablar con este señor.- decía al verlo detrás de esa puerta.
- hija, por favor.- suplicaba.
- señor, yo no soy su hija, no me moleste más.- escupía con desprecio.
- Alissa, se que estas molesta conmigo, qué tal vez me odies, pero por favor, no te desquites con Paul, el no tiene la culpa de nada.
- claro!!!. Solo vienes a defender a tu hijito.- negaba y las lágrimas comenzaban a acumularse.- lo mejor que puede hacer es largarse de aquí.
- que tiene que ver Paul en todo esto.- soltaba mi madre confundida.-me pueden explicar.- exigía mi madre, sin saber que pasaba.
- que Paul es su hijo mamá, es por eso que ya no hablo con el. Paul es esa familia por la cual nos abandono este señor.
- Alissa, él no sabía nada, también es una víctima.
- ¿víctima?.- reía sarcásticamente.- acaso, ¿el creció sin su padre?. No verdad, no vengas a defender a tu familia, lárgate y no vuelvas nunca.- mi cara de desprecio lo decía todo.
- ya escuchaste Jacobo, vete y no vuelvas a buscarnos.- me apoyaba mi madre.
- entiendo su enojo, pero es mi hija también, y voy a hacer todo lo posible porque me perdone.
- eres tan patético Jacobo, si eso hubieras querido, lo hubieras hecho hace años, sabes cuántas veces Alissa espero una llamada tuya, un mensaje. Y ¿tú?, nunca lo hiciste, ahora no vengas después de tantos años a querer ser padre.- cerraba la puerta con fuerza. Y por fin rompía en llanto.
- Alissa, cariño, no llores no merece tus lágrimas.- decía mi madre al verme llorar en aquel sillón.
- lo siento mamá, no te dije que había visto a mí pa.. a ese señor.
- no te preocupes hija, eso no importa, pero dime cómo te sientes ahora que sabes que Paul es su hijo.- hablaba con delicadeza.
- mal mamá, consideraba a Paul cómo un amigo, no puede ser que siempre me pase lo mismo, que mi felicidad siempre sea tan corta.- sollozaba.
- sabes, pensé que sería más difícil ver a tu padre de nuevo, pero, ya no me duele tanto, eh sabido superarlo con el tiempo, y espero que tú también lo puedas hacer, no digo que vuelvas a llamarlo papá, pero sí que tú puedas estar tranquila.- decía mientras acariciaba mi cabellera.
- eso espero también mamá, gracias por siempre estar conmigo, te amo mucho.
- no agradezcas hija, siempre estaré para ti mi niña, te amo.
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¿Porque a mí? ¡¡¡EDITANDO!!!
Teen FictionDe niña, siempre pensaba que ser un adulto era lo más fácil del mundo, y hoy, a mis 19 años se que la vida no es tan fácil y es más complicada de lo que pensé, y saben, a veces pienso que la vida se ensaña conmigo y ahí es donde digo, ¿porque a mí...