Capitulo 3

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DIANA

Después de que no quise ir a la universidad, ahora resulta que me toca tomar un curso intensivo de medicina con uno de los médicos de la escuela.

¡Genial!.

Me pase las siguientes dos semanas recibiendo clases particulares en el apartamento de Camilo. Estudiaba con el Dr. Girado mañana y tarde, y en la noche leía los libros y artículos que me dejaba de tarea. Perfecto, tenía que volverme toda una cerebrito de la noche a la mañana. El problema radico en que ES IMPOSIBLE, literalmente hablando, aprenderse tanta cosa en tan poco tiempo. Ademas que todo parecía estar relacionado y a la vez no. ¿Como hacen los estudiantes de medicina para memorizar tanta vaina?.

La última noche de estudios, después de pasar el examen oral del Dr. Girado, Camilo vino a sentarse junto a mí en el sofá de la sala y traía uno de sus flamantes sobres amarillos en la mano. El solo verlo me produjo escalofríos. La última vez que trajo uno igual fue para decirme que me introduciría en la familia más peligrosa del país, sino del mundo.

-Diana, ¿estás lista para esto?-. Se sentó de lado, con el tobillo sobre el muslo, mirándome de frente. Evaluándome.

-Lo estoy-. Hablé con firmeza, y con toda la convicción que pude reunir.

La verdad es que no lo estaba, ni de cerca. Había pasado el examen del doctor, pero solo porque me dijo que es lo que debía estudiar, si me llegara a hacer un examen real alguno de los médicos de la facultad, reprobaría a lo grande. Lo cierto es que estaba cagada de miedo. Pero eso él no tenia que saberlo.

-Bien-. Parecía algo apesadumbrado. Saco un manojo de documentos del sobre y se quedo observándolos mientras me hablaba.

-Ahora eres Luna Cuentas. Hija única de Sonia Lambis y Federico Cuentas, adinerados empresarios fallecidos hace algunos años en un terrible accidente de tránsito. No tienes familia, por donde sea que averigüen estás sola-. Esa declaración me produjo un fresquito en el interior. Lo último que quisiera es que mis padres en Cali, o mi hermano en Londres, se vieran afectados por todo este mierdero.

-Aquí está tu pasaporte y tus documentos-. Me los ofreció y los tomé con la mano ligeramente temblorosa.

-Tus padres te dejaron una fortuna, por lo que no has tenido que preocuparte de nada hasta ahora. Estudiabas medicina en Bogota, pero te expulsaron por mala conducta-. Inclinó la cabeza a un lado y esbozó una sarcástica sonrisa. ¡Muy gracioso!. La analogía resulta hilarante. No pude evitar sonreír también. -Por eso entraste a esta nueva universidad y arreglamos que estes en el mismo curso que Carmina. Tendrás que apañártelas para llegar a ella y hacerte su amiga. Ella te llevará a la familia-.

Seguro. Del dicho al hecho...

-Pero... ¿y el resto de información de mi vida?. ¿El colegio donde estudié?. ¿Mis amigos de la infancia?-. No me estaba dando una fachada completa, sino retazos de esta.

-Todo está en estos documentos. Léelos bien, memorízalos y luego destrúyelos. Igual con el expediente de la familia De Luca-. Todo esto sonaba a misión imposible. Algo así como "este mensaje se autodestruirá en cinco, cuatro...

ja, ja. Me dio la bobada.

Un par de días después, me encontraba en el aeropuerto El Dorado, esperando un vuelo comercial rumbo a la cuidad de Cartagena de Indias, la heroica.

No más baje del avión, una ráfaga de aire caliente me golpeó en la cara, como si hubiera llegado a las puertas del infierno. Lo cual no dista mucho de la realidad, mi realidad. Baje los escalones del avión y me encamine por la pista hacia los corredores que llevaban al interior del edificio. Al llegar a la cinta corrediza, mi equipaje pasó junto a mi, lo tome y espere a que el siguiente pasara.

Los De Luca: El Alter EgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora