Capitulo 25

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DIANA

La alarma sonó una hora antes del momento en que partiría probablemente a una de las travesías más riesgosas de mi vida.

Me vestí ridículamente con un traje de baño debajo y una blusa de tirantes con un short de jean por encima, además me calcé unas sandalias de meter el dedo. La típica pinta de turista, aunque de noche no se que haría un turista con traje de baño. En fin...

En mi bolso de mano metí un bloqueador solar, un bronceador, una toalla y mi teléfono celular. Me quede mirando el teléfono un rato y no, tampoco llame a Camilo esta vez.

Confirmado. Me chifle.

A las diez en punto salí de la mansión. Los autos que Dante había descrito estaban enfilados tal cual el orden en que debían ir. Me subí al Veloster negro, lo encendí y empecé a calentar motores. Los demás subieron a sus vehículos, incluso Dante que había decidido ni siquiera determinarme. No se porque eso me molesto tanto. Decidí concentrarme en lo que debía hacer, conducir y pasar desapercibida. Mejor que no tenía idea de a donde habían escondido la droga, así no me ponía a mirar incesantemente hacia la caleta.

Bayron salió en la Prado, entonces el vidrio de mi ventanilla sonó. Pulse el botón para bajar la ventanilla y Dante se levantó la visera del casco.

-Enciende tu radio. Dales un par de minutos y luego sales-. Me dijo a secas. Se bajó nuevamente la visera y arrancó la motocicleta.

Uich. Como odio que se porte así conmigo.

Calcule el tiempo y les di cinco minutos de ventaja, después hice rechinar mis llantas y salí a toda la velocidad que pude. No conocía la ruta, pero el GPS me guiaría por el camino, sino me apoyaría en Bayron. A Dante no quería ni hablarle.

CAMILO

Tuve que encender el localizador del teléfono que le dimos a Diana. No tuve otra alternativa, porque no confío más en ella. Después de encontrarla casi que teniendo sexo con el infeliz de Dante y de que no me haya dado ningún avance en el caso De Luca, solo puedo pensar que su lealtad está comprometida.

No lo puedo creer... ¿Diana, mi mejor alumna, la mujer que tantas veces me ha quitado el sueño, con un De Luca?.

A las diez y cuarenta de la noche, el localizador lanzó una advertencia de que Diana había salido de la ciudad. Ayer nos vimos y no me dijo nada respecto de ningún viaje, ademas ella sabe que debe informar de cualquier movimiento anómalo. Esto solo me hace desconfiar más de ella.

Llame a la estación de policía local y pedí apoyo de carácter urgente. En menos de veinte minutos ya íbamos dos patrullas siguiendo la señal del teléfono de Diana. Me harte de llamarla y no contesto. Cuando la atrape tendrá que darme una buena explicación para hacer todo esto o la saco del caso definitivamente.

DIANA

No tenia idea de por dónde iba, solo conducía lo más rápido que podía siguiendo la ruta que marcaba el GPS.

Nadie hablaba por la radio. De repente todo era carretera y más carretera, eso y la insistencia de Camilo al teléfono hizo que me entrara el pánico. Ignore la llamada por enésima vez, y empecé a temblar ligeramente y a disminuir la velocidad conforme me preguntaba internamente qué rayos estaba haciendo.

A la distancia vi una estación de gasolina, mire el tablero y el tanque estaba full, aun así, pare en el mini market junto a los dispensadores. Necesitaba tomar algo y echarme agua en la cara. Baje del auto, probablemente dejar estacionado un carro cargado de cocaína en la puerta de un pequeño súper no es una buena idea, pero era esto o tener un ataque de pánico en el Veloster.

Los De Luca: El Alter EgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora