DANTE
-Hermano, no hagas esto. Luna está ahí-. Bayron apuntó con un sutil movimiento de cabeza hacia la terraza.
Mi mirada busco la suya. Ella se había quedado de piedra y sus ojos brillaban más que nunca.
No puede ser. ¿Porque tenía que estar justo ahí?. Mi respiración se agitó.
Planeaba llevarme a Renatta a la cama para olvidarme de ella, y va y se me cruza en el camino. Sentí culpa y a la vez remordimiento por algo que ni siquiera había hecho aun.
-No importa-. Le ladre a mi amigo, que se hizo a un lado para dejarnos pasar a mi y a una semi ebria Renatta.
Apenas si di un paso adelante, cuando Luna empezó a caminar rápidamente por el pasillo, no tenía de otra más que pasar junto a mi para bajar por las escaleras. Paso junto a nosotros, con los ojos encharcados, caminando con la frente en alto, pero con un ligero temblor en la barbilla.
Iba a llorar.
Luna, la mujer dura, insolente e indomable, iba a llorar.
Por Dios... ¿que he hecho?.
Carmina venía tras ella enfurecida y me golpeó con la base de su mano en el pecho.
-¿Te has vuelto loco?-. Me pregunto, pero yo no podía dejar de mirar como Luna bajaba a toda carrera por las escaleras, con sus manos levantando la falda de seda para no tropezar.
-Vamos Dante-. Se atrevió a decir Renatta.
-Cállate zorra-. Le grito Carmina.
-Porque no te buscas a alguien...-. Mi hermana la miro de arriba abajo con desdén. Cuando quiere puede llegar a ser una arpía también. -...mas apropiado para tu edad-. Le escupió con sorna.
Renata ahogó un grito y quedó con la boca abierta.
-Tu-. Mi gemela empujó su dedo indice en mi pecho.
-Felicidades, si lo que querías era alejarla para siempre, lo has conseguido-. Me soltó así no más y se lanzó a correr para alcanzar a su amiga.
Me quede de hielo. Literalmente petrificado.
Maldita sea. Es verdad. Acabo de perderla para siempre.
Me afloje el corbatín, porque de la nada había empezado a estrangularme. No podía respirar, sentí que mis pulmones se negaban a dejar entrar el vital gas que me permitía seguir con vida. Lance la cinta al suelo, sintiendo como mi pecho hervía y los músculos de mi pecho se agitaban luchando para entrar el oxigeno.
No.
No.
No puede acabar así. Al diablo con eso de que no es para mi. Ella me quiere, lo vi en sus ojos llenos de lágrimas.
Al diablo lo que pueda pasar de aquí en adelante.
-Que no salga de la casa-. Le ordene a Bayron antes de emprender la carrera para alcanzar a la mujer más imposible que haya conocido, pero también a la más hermosa y dulce, y tenaz. Y de la que estoy enamorado.
Bayron se encargaría de dar la orden por radio de que no la dejaran salir de la casa. La alcanzaría y la llevaría aunque fuera por la fuerza a algún lugar a solas. Le diría lo que siento y le pediría que me perdone por ser tan cabeza dura.
Pero cuando llegue a la entrada de la casa, su camioneta iba saliendo por la reja de la entrada.
Demonios.
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Los De Luca: El Alter Ego
RomanceLa vida se ha empeñado en truncarle los sueños a Diana Mendez. Sus padres no aceptan su elección de carrera, y ahora, a causa de un superior, la expulsan de la academia de la policía. Sin esperanzas y sin un lugar a donde ir, Diana acepta la única o...