Capitulo 29

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CAMILO

Espere y espere durante horas a que el localizador que Diana llevaba se activara. Nunca llego la señal que espere con ansias. Diana me había engañado por última vez, lo juro.

Fui a su apartamento y todo estaba como siempre, excepto porque ella no estaba por ningún lugar. Tampoco estaba en la universidad, donde si estaba Carmina. A Dante y a Alonzo nuestros hombres los vieron llegar juntos a la mansión. Entonces, ¿donde esta Diana?.

Se me ocurrió que podía haber desertado, que le quedó grande la misión y que se acobardó en el último momento. Era eso, o que la habían descubierto y la habían desaparecido. Me decanté por la primera opción, no quería ni llegar a considerar la segunda. Así que hice que ubicaran a su familia lo más rápido posible, a sus padres en Cali y a su hermano en Londres, por si había huido a una de estas ciudades. De esta forma me enteré que su padre había viajado a Cartagena la noche anterior y que se estaba alojando en el Hotel Caribe. Estuve vigilando la entrada al hotel por muy poco tiempo, hasta que ella apareció por la puerta. Se veía alterada y estaba llorando.

Hice que el agente que conducía la van la siguiera, hasta que abrí la puerta lateral en frente de ella. Iba tan ensimismada que no me oyó cuando la saludé.

-Sube-. Le ordene.

Ella titubeó, luego subió a la van y tomó asiento frente a mi. Se limpió las lágrimas disimuladamente y trato de verse casual.

Como si no la conociera.

El agente condujo hasta una calle baldía muy cerca del hotel, luego bajo de la van y nos dio algo de privacidad.

-¿Que sucede, Diana?. Estuve esperando tu señal. Organice todo un operativo para capturar a De Luca y quede como un completo imbécil-. Trate de no hacerlo, pero termine levantando la voz.

Ella se estremeció con mi grito, eso me descoloco por un segundo. No puedo evitar sentirme tan atraído por ella, pero necesito una explicación.

-Yo... yo...-. Empezó a respirar profundo como cuando intenta con todas sus fuerzas no llorar.

Cerró los ojos con fuerza y guardó silencio por un rato. Sea lo que fuere que pasara por su cabeza la estaba atormentando, y mucho.

-Yo-. Dijo muy lentamente.

-Tengo que dejar todo esto, Camilo. No puedo con tanta presión. Lo siento-. Su voz se quebró al final.

¿Como?.

No. Ella no puede dejarme tirado. Tiene que terminar lo que empezó.

-Diana. No se lo que está sucediendo, solo se que estás muy alterada y será mejor que descanses esta noche. Hablaremos mañana-. Lo dije en serio. Lucia mal.

Le pedí a mi agente que subiera de nuevo al auto y que nos llevara hasta una cuadra antes de su apartamento. Me costo dejarla ahí, pero era lo mejor para no ponerla en riesgo. Al día siguiente madrugaría e iría a averiguar lo que de verdad sucede.

DIANA

Camine como un ente hasta la puerta de mi edificio. Ni siquiera me di cuenta cómo llegué ahí ni como subí hasta mi piso. Solo se que Dante estaba sentado en el suelo afuera de mi apartamento. Cuando me vio, sus ojos me dijeron lo mal que me veía.

No pensé en nada en ese momento. Solo camine lo más rápido que pude mientras él se incorporaba y me lance a abrazarlo con todas mis fuerzas.

Es... una locura, lo sé. Porque gracias a personas como él es que mi mundo estaba al revés. Pero Dante era mi enfermedad y también mi medicina. Lo sentí cuando lo tuve entre mis brazos. Pude llorar con todas mis fuerzas abrazada a ese torso de piedra, mientras sus manos acariciaban con ternura mi cabello.

Los De Luca: El Alter EgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora