Capitulo 31

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DIANA

Carmina oficialmente me estaba volviendo loca. Tuve que seguir asistiendo a la universidad y llevando a cabo todo lo que el papel de Luna requería, por lo que tuve que aguantar su parloteo a cerca de la fiesta a la que creo que toda la universidad está invitada.

Dios... que latosa.

Hasta que el gran día llego. Ya había recibido el regalo de Dante, pero el aún no regresaba del viaje del que nadie parecía saber nada. O no querían comentarlo, yo que se.

Carmina me hizo prometerle que iría temprano a la mansión para que nos arregláramos ahí. No me entusiasmaba especialmente esa idea, si ella había estado tan intensa con el tema de la fiesta, no quería ni imaginarme cómo estaría minutos previos.

Llegue a la mansión alrededor de las cinco de la tarde. Ahí todo era un caos. Habían tres camiones y como veinte hombres descargando su contenido. Estela estaba enloqueciendo, tratando de organizar a los hombres que entraban y salían de la cocina, y en la parte de atrás, alrededor de la piscina, se estaba alzando una gran tarima.

Vaya... esto si es sacarla del estadio.

Entre a la casa y vi como Carmina corría hacia mi, con una bata de seda rosa y unas sandalias de estar por casa cubiertas de peluche esponjoso y también rosa. Traía una copa con lo que parecía champán en la mano y se lanzó a mí en un frenético abrazo.

Su euforia me hizo sonreír.

-Feliz cumpleaños-. La felicité mientras la abrazaba.

Ella me liberó y observo mis manos.

-No me digas, ¡ese es mi regalo de cumpleaños!-. Dio un salto en el lugar aplaudiendo como una niña pequeña.

Negué con la cabeza. -Nop-.

Deje sobre la mesa de la sala la caja envuelta en papel negro mate, adornada con cintas de tul plateada y con un gran moño del mismo color en la parte de arriba. Metí mi mano en el bolso y saqué una pequeña cajita envuelta en papel fucsia, con un moño dorado.

-Feliz cumpleaños-. Dije otra vez y le ofrecí la cajita.

Ella miro de la pequeña caja en mi mano a la gran caja en la mesa y ahogó un grito.

-Eso quiere decir que ese...-. Apuntó a la caja negra.

-Ese es para Dante. Lo sabía. También estás colada por él-. Lo dijo como si se tratase de una revelación y sonrió con malicia.

¿También?... interesante.

Mis mejillas ardieron.

-Deja de decir tonterías y abre ya mi regalo, o me lo llevo-. Hice un ademán de guardarlo de nuevo en el bolso, pero no estuve ni cerca, porque ella me lo arrebató.

-Dame eso-. Le soltó el moño y rompió el papel, dejándolo caer al suelo.

Abrió la cajita. Dentro había un anillo con una perla cultivada de color rosa y en forma de corazón. La joya hacía juego con un collar y pendientes suyos que sabia que le encantaban. Apenas lo vi en una joyería del centro comercial supe que mi regalo le daría en el clavo.

Ahogó otro grito.

-Eres la mejor amiga que he tenido-. Sus ojos brillaron con emoción.

-Me encanta. Me lo pondré esta noche-. Dijo abrazándome con fuerza.

-¿Sabes donde esta Dante?-. Me esforcé en parecer casual mientras tomaba de vuelta su obsequio y me aferraba a el como si el objeto pudiera darme el valor que necesitaba para hablar con su dueño.

Los De Luca: El Alter EgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora