Capitulo 20

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DIANA

Me he pasado el último mes yendo de aquí para allá con Carmina y si, también con el"bombón de chocolate" traidor, aunque la verdad es que lo de traidor estaba empezando a descartarlo. Los he acompañado a comer, de compras, a la playa, ya parezco el maldito florero de su relación y nada. Ninguna actitud, gesto o comentario sospechoso departe de bombón de chocolate. Incluso le pedí a Camilo que lo investigara como un posible sospechoso y nada. El tipo parecía más transparente que un fantasma. No se de donde saco Reyes el nombre de Juan Esteban Marín, pero había llegado a creer que fue un señuelo.

Por la mansión De Luca, las cosas no habían cambiado mucho. Malena se recuperó de su traumática amputación y seguía siendo la misma niña dulce e inocente, aunque Carmina me comentó que a veces tenía pesadillas. Fabrizio seguía siendo Fabrizio, callado, distante, casi que invisible, pero fiel compañero de negocios de Dante. Alonzo y sus hijos seguían haciendo de las suyas, lo sé porque ahora que "soy una de ellos", hablaban con menos recelo de sus negocios frente a mi, lo malo fue que no me involucraron en ninguno y ni que decir de los detalles de las operaciones. Nulo. Cero. Eso estaba empezando a poner nervioso a mi coronel Aguado.

Esa tarde, Carmina y yo regresamos a la mansión después de haber tenido una maratón de parciales, en los cuales, muy orgullosamente, puedo decir que no me fue tan mal como esperaba. Estaba completamente embebida por el papel.

Iba de regreso desde la cocina, cuando pase por la oficina de Alonzo y vi la puerta entreabierta. Había buscado una oportunidad como esa durante mucho tiempo, las puertas del infierno abiertas y atrayéndome, resulta demasiado tentador, porque siempre que Alonzo no este en la mansión esa puerta mantiene bajo llave. Este día el capo de capos no esta en casa, su presencia es de lo primero que me aseguro cada vez que entro a esa casa.

Puse la mano en la puerta para darle un empujoncito, pero la voz grave y ronca de Mendivil me dejó congelada.

-Sabes que esa ruta no la tenemos asegurada, Dante. Es muy difícil llevar merca por tierra al desierto-.

-Tenemos que hacer esa entrega Mendivil, sin Reyes hay que abrir nuevos mercados. Solo tenemos que llevarla hasta Maicao, el comprador se encarga de pasarla por la frontera-. Dante.

-Esto no me gusta, Dante-. Fabrizio

-¿Como se supone que llevaremos la carga?, porque hacia Maicao el control por tierra es muy riguroso, por todo el tema del contrabando-. Fabrizio.

-Necesitamos una buena fachada, es todo-. Dante.

Un foco se prendió en mi cabeza. Esta podría ser mi oportunidad de que me incluyan en sus operaciones... y de obtener las pruebas que tanto quiere Camilo y Aguado.

Esto es atrevido de mi parte, pero el que no arriesga un huevo...

-Yo tengo una idea-. Entre de repente y lo solté, así no más.

Estaban sentados alrededor del escritorio de Alonzo, con Dante ocupando el lugar de su padre. Tenían un mapa sobre la mesa y estaban inclinados observándolo. Cuando escucharon mi voz, todos se quedaron de una pieza, luego se miraron entre ellos y vi como la cara de Fabrizio empalidecía, para después tomar un color rojo brillante. Estaba muerto de ira. No debería provocar así a un psicópata.

-¿Que a caso no sabes que escuchar las conversaciones privadas es de mala educación, niña?-. La mirada severa de Mendivil me acojono.

-Lo siento-. Incline mi cabeza y di media vuelta.

-Espera Luna-. La voz de Dante me detuvo.

-¿Cual es tu idea?-.

¿En serio me lo está preguntando?.

Los De Luca: El Alter EgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora