Capitulo 10

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DIANA

El domingo llegó con su acostumbrada mañana soleada y calurosa. La luz del sol se filtra a través de las ligeras cortinas de velo fucsia de mi habitación, iluminando de rosa la estancia.

Abrí los ojos con pereza. A diferencia de lo que hubiera pensado la noche anterior, había dormido profundamente. Debió ser que el agotamiento y el llanto excesivo me hizo desconectar de la realidad. Aún tenía la mente nublada por el despertar, pero cuando fui captando de a pocos la realidad, una ráfaga de imágenes de lo sucedido en el muelle la noche anterior atravesó mi mente a toda velocidad cuál película de terror. Me puse rígida y rebusqué entre las sábanas el control remoto del televisor.

Salte de un canal a otro buscando indicios de la noticia de la masacre del muelle. Una vez la policía encontrara los cuerpos, llamaría a Camilo y le diría que fui testigo presencial del hecho. Sería una testigo sin rostro y todo acabaría. Dante y su padre se irían a la cárcel, y yo recuperaría mi vida.

Pero no había nada en los canales de las noticias.

Salí corriendo hasta el cuarto de estudio, tome el portátil de la mesa del escritorio y me fui a sentar en el sillón de la sala de estar, dispuesta a leer los detalles de una de las peores noticias que ha acontecido en Cartagena. Busque en las páginas de los periódicos locales y nada. Me fui a los periódicos nacionales y tampoco.

¿Nada?.

¿Nada de... nada?.

Imposible.

Deje el portátil sobre el sillón y corrí a la habitación. Saque el teléfono de mi bolso, había dos llamadas perdidas de Carmina, las ignoré y fui hasta los contactos, busque el nombre ficticio de Camilo y pulse el botón de llamar.

El teléfono sonó dos veces antes de que respondiera.

-Tienes que averiguar por una masacre que sucedió ayer en la noche en el muelle industrial-. Le solté sin pensármelo dos veces.

-¿Que?-. Respondió medio dormido. Comprensible, es domingo, su día de descanso.

-Que anoche hubo una masacre en el muelle, pero no veo la noticia por ninguna parte-. Me empecé a exasperar.

-Diana, cálmate-. Parecía haberse despertado.

-Quiero que me cuentes todo, pero habla despacio, ¿quieres?-.

Le expliqué sin perder detalle todo lo que presencié la noche anterior y me aseguro que investigaría el porque aún no se había dado a conocer la noticia. Prometió llamarme en un par de horas. La espera se me haría eterna.

Carmina me llamó un par de veces más mientras esperaba la llamada de Camilo, pero no quise responder, porque estaba segura que en la noche ya estaría viajando de vuelta a Bogota.

¿Que sentido tiene seguir manteniendo mi fachada?.

Estuve sentada frente a la ventana durante horas, esperando que Camilo se comunicara. Llamada que no entraba aunque hubieran pasado más de cuatro horas desde que hablamos.

Ahhhh. Estaba empezando a perder la paciencia.

Me levante de la silla y fui a la cocina a prepararme algo de comer. Tenía hambre, pero también tenía el estómago revuelto por los mojitos de la noche anterior, así que tome un vaso con agua, le disolví una papeleta del menjurje que sirve para la resaca y me lo bebí de un sorbo. Casi me atraganto tomando el ultimo sorbo, porque el teléfono por fin sonó. Corrí hasta la mesa de centro de la sala. Lo último que quería era perder una llamada importante. En la pantalla se iluminaba el nombre de ficticio Camilo.

Los De Luca: El Alter EgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora