Capitulo 16

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DIANA

Me vestí de prisa, asegurándome de ponerme zapatos cómodos con los que correr y una blusa de manga larga que cubriera las marcas que no pude borrar de mis brazos. Baje al estacionamiento y me subí a mi camioneta. En el camino me imaginé mil formas de decirle a Dante que sabía donde estaba Malena, pero en ninguna de ellas salía bien librada del asunto. En todas me descubrían.

No me importo. Solo quería salvar a la niña y si no me equivocaba, para el medio día de mañana, o hacían el envío o Malena se quedaba sin otro dedo.

Y no pensaba dejar que eso sucediera.

Llegue a la reja que seguía muy bien custodiada. Apague el motor y baje de un salto.

-¡Mendivil!-. Grite a través de los hombres que se enfilaron para impedirme el paso.

-Déjenla-. Ordenó el jefe de seguridad desde el otro lado de la reja.

Los hombres se hicieron a un lado y corrí hasta los barrotes.

-Tengo que hablar con Dante-. Le pedí a Mendivil, esperanzada de no tener que decirle lo que sabía.

-Adentro están sucediendo cosas, niña. Cosas de las que no puedes enterarte-. Me miro con frialdad.

-Véte a casa-. Apuntó a mi camioneta con su cabeza y empezó a alejarse de la reja, seguido de Bayron.

Bayron... por lo que he visto, él es amigo de Dante. Quizá el...

-¡Bayron!-. Lo llame de un grito. El chico se detuvo y miró en mi dirección.

-Dale un mensaje de mi parte-. Él miro a Mendivil, que lo autorizo a regresar con un asentimiento.

Bayron deshizo el camino trotando.

-¿Que?-. Me pregunto desde el otro lado de la reja.

-Dile que se donde tienen a Malena-. Abrió los ojos como platos. Al ver que no decía más asintió y corrió a toda velocidad hacia la mansión.

Me subí a la camioneta pero me quede ahí afuera esperando. El tiempo se me hizo eterno. El volante se deslizaba de mis manos por el sudor frío de mis palmas, y mi rodilla subía y bajaba rítmicamente de ansiedad.

¿Porque demora tanto?.

Cuando vi que las rejas se abrieron, supe que esa era mi señal. Encendí el motor y conduje más despacio de lo que quise. Ese también podría ser mi fin. Si ellos se enteraban de quien era en realidad, sabrían que fui yo quien alertó a la policía, por tanto yo era la responsable de que no pudieran rescatar a Malena...

Hay Dios, ¿donde me he metido?.

No más estacione frente a la casa, Dante salió hecho una flecha hacia mi. Abrí la puerta con recelo y me deslice hacia afuera justo cuando él llegaba. Me tomó de la muñeca y me arrastro hacia una zona verde apartada de la casa. Camino rápido y me costaba seguirle el paso. Tropecé varias veces, lo que hizo que se exasperara.

-¡Para!-. Le pedí de un grito, forcejeando para que me liberara.

Se detuvo en seco y se volvió a verme.

-¿Como es eso de que sabes dónde está Malena?-. Pregunto con una expresión inescrutable.

Parpadeé lentamente. Había llegado la hora de la verdad.

-Estuve investigando-. Farfulle.

-Investigando-. Se burló.

Arrugue el ceño y mi labio superior se contrajo instintivamente.

Los De Luca: El Alter EgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora