CAMILO
Escuche un par de golpes secos en la puerta. Había entrado a hurtadillas a su apartamento hacía más de dos horas, cuando mi contacto me informó que Diana salió con Dante De Luca.
Llevaba una semana en Cartagena, tratando de seguirle la pista a un posible comprador de la familia De Luca, porque Diana no puede hacerlo todo sola y quise dejarla concentrada en el interior de la mansión. ¡Como me arrepiento de eso!.
Me paré tras la puerta, esperando que entrara y darle la sorpresa. Sorpresa fue la que me lleve yo cuando la escuché gemir como una perra por el malnacido de Dante. Me hirvió la sangre, pero tuve que contenerme para no delatarla, atrapar a los De Luca es más importante que mis sentimientos hacia Diana.
Ella se dio cuenta que estaba adentro porque no cerré con llave, esa era mi forma de anunciarme a ella. Escuché como despachaba al imbécil y aunque la rabia me invadía, sentí un fresco en el pecho que me permitió volver a respirar.
Diana entró y su espalda golpeó contra la puerta.
-¿Estas demente o que?-. Le gruñí en voz baja mientras encendía la lámpara de la sala de estar.
Se que de no haber estado dentro del apartamento, ella se hubiera ido a la cama con el. ¿Que tiene ese infeliz que hace que todas pierdan la cabeza por el?.
-Camilo, no es lo que piensas-. Me susurro de vuelta y abrió los ojos, evitando pestañear repetidamente.
La conozco hace casi tres años, sé cuáles son sus vicios y sus tics nerviosos. También fui yo quien le enseñó a no revelarlos.
Maldita sea... y fui yo quien la envío a las fauces de Dante.
-¿Vas a decirme que no estabas con Dante De Luca, besuqueándote y gimiendo cual puta barata en el corredor?-. Susurre con toda la rabia que estaba conteniendo.
Vi como si fuera en cámara lenta, como Diana de dos zancadas llego hasta mi, saco la mano derecha con toda la intención de golpearme en la cara, pero alcancé a tomarla de la muñeca y frenársela a medio camino. Con lo que no conté fue con su gancho izquierdo impactando contra el dorso de mi nariz.
-Maldita sea Diana. Me rompiste la nariz-. La apreté entre dos dedos, con todo y el crujido de los huesos fracturados, tratando de parar el chorro de sangre.
-Camilo lo..-.
La frené levantando la palma de mi mano. No quería que me dijera nada. No en ese momento cuando los dos estábamos calientes.
-Voy al hospital. Te llamo mañana. Tenemos que hablar-. Le hablé con firmeza.
-Yo te llevo...-. Se escuchaba triste, tal vez arrepentida, pero no quería verla ni hablar con ella en ese momento. Volví a levantar mi mano interrumpiéndola por segunda vez.
-Dije que mañana hablamos-. Le hable con severidad y cerré la puerta detrás de mi.
Ese maldito de Dante me las va a pagar. Juro, como me llamo Camilo Carmona, que ese desgraciado va a saber de lo que soy capaz.
DIANA
Hay Dios, hay Dios. Esto no me puede estar pasando a mi.
¿Que carajo tenía ese vino que me adormeció los sentidos?. ¿O será que el calor de Cartagena por fin terminó de freírme el cerebro?.
Cómo se me ocurrió enredarme así con Dante, casi me lo llevo a la cama.
Aun podía sentir sus manos sobre mi, por todas partes. Me hizo sentir más viva que nunca. Experimente una mezcla de taquicardia, con una buena dosis de adrenalina, vértigo y aturdimiento. Fue... excitante.
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Los De Luca: El Alter Ego
RomanceLa vida se ha empeñado en truncarle los sueños a Diana Mendez. Sus padres no aceptan su elección de carrera, y ahora, a causa de un superior, la expulsan de la academia de la policía. Sin esperanzas y sin un lugar a donde ir, Diana acepta la única o...