Capitulo 17

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DANTE

Mi hermanita escondía la cabeza en medio de sus rodillas. Estaba aterrada y podía oírla llorar.

-Shhh, pequeña. Ya estás a salvo-. Le susurre inclinándome para hablarle cerca al oído, al tiempo que pase mi mano de arriba abajo por su espaldita.

Ladeo la cabeza lentamente y con un solo ojo me echo un vistazo.

-Hola-. Le salude con una sonrisa que estuve seguro que no llego a mis ojos.

-Oa ante-. Me saludo con su media lengua que tanto extrañaba.

Esos ojitos verdes estaban inyectados en sangre. Me sentí como la mierda por no haber podido rescatarla antes que el malnacido de Derek le cortara un dedo. El hijo de puta se merecía la muerte que le dio Fabrizio. Mi hermano está loco, pero su locura de vez en cuando resulta útil.

-Ven aquí-. Abrí los brazos y Malena me salto encima.

La abracé con toda mi fuerza aunque evitando hacerle más daño y voltee a mirar a la persona responsable de esto, Luna. Gracias a ella pude tener a mi hermanita de vuelta y le estaré agradecido el resto de mi vida.

Luna nos miraba con atención, y cuando sus ojos oscurecidos y brillantes me miraron, una sensación de vacío se instaló en mi pecho. Sentí pánico de esa mujer, pánico porque se había empezado a meter bajo mi piel y lo peor de todo, ya no quería sacármela de mi, la quería conmigo.

Y yo siempre consigo lo que quiero.

-¿Su manito está bien?-. Me pregunto con voz de ratón y se mordió el labio inferior.

Se veía tan linda, tan sexy haciendo ese gesto, que tuve que desviar la mirada para evitar poner mi mano en su nuca, atraerla hacia mi y besarla de nuevo justo en frente de Malena.

Me concentre en mi hermanita, que parecía un Koala prendida de mi. Tome sus bracitos desde sus muñecas y los desenrede de mi cuello. Su mano izquierda estaba vendada desde la muñeca hasta el nacimiento de los dedos. Pero faltaba uno, el meñique.

Me picaron los ojos y tuve que parpadear repetidamente para alejar las lágrimas. Por mi culpa Malena no tendría sus manitas completas por el resto su mi vida. En ese momento me juré internamente encontrar a Reyes y matarlo con mis propias manos. Esta vez no le dejaría el placer a Fabrizio.

-¿Te duele?-. Le pregunté a mi hermana, tomando su mano y poniéndola sobre mi palma.

Ella negó con su cabecita, compulsivamente. Sonreí con pesar. Se que le duele, pero no quiere admitirlo, es una De Luca después de todo y De Luca que se respete tiene las gónadas bien puestas.

-Llama a la casa Bayron. Di que vamos con Malena-.

Senté a mi hermanita en mis piernas y apoyé su cabeza en mi pecho. Le sobe el cabello hasta que atravesamos las rejas de la propiedad. Entonces me quede estático y trague entero, pensando qué explicación le iba a dar a papá, porque si le decía la verdad, eso sería como condenar a Luna a ser parte de la organización. Aunque mentirle a Alonzo De Luca es como cavar su propia tumba.

La camioneta se detuvo frente a la casa y vi como mamá y Carmina corrían a nuestro encuentro. Mamá abrió mi puerta y me arrebató a Malena de las manos. Se arrodilló sobre el concreto, sin importarle dañar sus rodillas y lloro a moco tendido, abrazada a Malena y a Carmina.

Me quede estático al ver que papá venía hacia mi, caminando con toda la calma que yo no tenía. El corazón me martillaba como un poseso buscando salir huyendo de mi pecho. Esa tensa calma de papá era peor que su furia, eso solo significaba dos cosas, o estaba a punto de tener un momento familiar, o iba a apuntar su arma a la cabeza de alguien.

Los De Luca: El Alter EgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora