Capítulo 20.

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Rusty me dirigió dentro de la sala de exposición.
Había todo tipo de camas de agua que se puedan imaginar:
diferentes tipos de madera, diferentes patrones de sabanas, queen-size, king-size, y el tamaño emperador del universo.

-Este es mi modelo más popular.- Rusty extendió las manos con orgullo sobre una cama cubierta con sábanas de satén negro, con una función de lámparas de lava en la cabecera. El colchón vibraba, por lo que parecía gelatina de aceite.

-Millones de manos de masaje.- Rusty nos dijo.- Vamos, pruébalo. Diablos, toma una siesta. No me importa. No hay negocios hoy, de todas maneras.

-Um.- le dije.- No creo que...

-¡Millones de manos dando masajes!.- Winn gritó, y se arrojó.- ¡Oh, chicos! Esto es genial.

-Hmm.- Rusty dijo, acariciando la barbilla de cuero.- Casi, casi.

-¿Casi qué?.- le pregunté.

Él miró a Kara.- Hazme un favor y prueba esta de aquí, cariño. Podrías encajar.

-Pero, qué...

Él le dio unas palmaditas tranquilizadoras en el hombro y la llevó hacia el modelo de lujo Safari con leones tallados en madera de cedro en el marco y un edredón estampado de leopardo. Cuando Kara no quiso acostarse, Rusty la empujó.

-¡Hey!.- protestó ella.

Rusty chasqueó los dedos.- ¡Ergo!

Cuerdas surgieron de los lados de la cama, amarrándose alrededor de Kara, sujetándola al colchón.
Winn intentó levantarse, pero las cuerdas saltaron de la cama de negro, también, y le mantuvieron abajo.

-¡N-no e-e-s c-c-cool!.- gritó, su voz vibrante de millones de masajeadores.- ¡N-no c-cool d-del todo!

El gigante miró a Kara y luego se volvió hacia mí y me sonrió.

-Casi, caramba.

Traté de escaparme, pero su mano salió disparada y se sujetó en la parte trasera de mi cuello.

-Whoa, niña. No te preocupes. Nosotros te ayudaremos a encontrar una en un segundo.

-Deja a mis amigos.

-Oh, seguro que sí. Pero tengo que hacerlos encajar, en primer lugar.

-¿Qué quieres decir?

-Todas las camas son exactamente de seis pies, ¿no? Tus amigos son demasiado cortos. Tengo que hacerlos aptos.

Winn y Kara continuaron luchando.

-No soporto las medidas imperfectas.- Rusty murmuró.- ¡Ergo!

Un nuevo conjunto de cuerdas saltó desde la parte superior e inferior de las camas, envolviendo a Winn y a Kara los tobillos, y luego alrededor de sus axilas. Las cuerdas comenzaron apretando, tirando de mis amigos desde ambos extremos.

-No te preocupes.- Rusty me dijo.- Estos son trabajos de estiramiento. Tal vez tres pulgadas adicionales. Incluso podrían vivir. Ahora, ¿por qué no encontramos una cama que te guste?, ¿eh?

-¡Lena!.- Kara gritó.

Mi mente estaba corriendo. Yo sabía que no podía luchar sola con este gigante vendedor de camas de agua. Él rompería mi cuello antes de que yo pudiera sacar mi espada.

-Tu verdadero nombre no es Rusty, ¿verdad?.- le pregunté.

-Legalmente, es Procrusto.- admitió.

-El estirador.- le dije. Me acordé de la historia, el gigante que había intentado matar a Teseo, con el exceso de hospitalidad en su camino a Atenas.

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