Durante los dos días siguientes intenté alejar de mi mente todos los problemas.
Imra, una de las chicas más guapas de la cabaña de Afrodita, me dio mi primera lección para montar un pegaso. Me explicó que sólo había un caballo alado inmortal llamado Pegaso, que vagaba aún en libertad por los cielos, pero que en el curso de los eones había ido engendrando un montón de hijos. Ninguno era tan veloz ni tan heroico como él, mas todos llevaban su nombre glorioso.
Siendo la hija del dios del mar, nunca me había gustado andar por los aires. Mi padre tenía una vieja rivalidad con Zeus, de modo que yo procuraba mantenerme alejada de los dominios del señor de los cielos. Ahora, cabalgar en un caballo alado me parecía diferente, no me ponía tan nervioso, ni mucho menos, como viajar en avión. Quizá fuese porque mi padre había creado los caballos con espuma marina, de manera que los pegasos venían a ser una especie de... Territorio neutral. Además, yo podía captar sus pensamientos y no me alarmaba cuando mi pegaso echaba a galopar sobre las copas de los árboles o cuando se lanzaba a perseguir por las nubes una bandada de gaviotas.
El problema era que Lex también quería montar un "poni gallina", y los pegasos se asustaban en cuanto se les acercaba. Yo les decía telepáticamente que Lex no les haría daño, pero ellos no parecían creerme, y él se ponía a llorar.
La única persona del campamento que no tenía ningún problema con Lex era Walker, de la cabaña de Hefesto. El dios herrero siempre había trabajado con cíclopes en su forja, así que Walker se llevaba a Lex a la armería para enseñarle a trabajar el metal. Decía que en un minuto conseguiría que Lex forjase instrumentos mágicos como un maestro.
Después del almuerzo me entrenaba en el ruedo de arena con Clarisse. El manejo de la espada ha sido siempre mi fuerte. Ella decía que yo era mejor en ese terreno que ningún otro campista de los últimos cien años, salvo Kara quizá. Siempre me comparaban con Kara.
Iba también a la clase de tiro con arco, aunque en esta especialidad era muy mala y la clase sin Quirón ya no era lo mismo. En artes y oficios, había empezado un busto de mármol de Poseidón, pero como cada vez se parecía más a Sylvester Stallone, acabé dejándolo. También trepé por la pared de escalada en el nivel máximo, que incluía lava y terremoto. Por las tardes, participaba en la patrulla fronteriza. Aunque Dioniso había insistido en que no nos preocupáramos por la protección del campamento, los campistas la habíamos mantenido sin decir nada y establecido turnos en nuestro tiempo libre.
Estaba sentada en la cima de la colina mestiza, contemplando a las ninfas que iban y venían mientras le cantaban al pino agonizante. Los sátiros traían sus flautas de caña y tocaban melodías mágicas y, durante un rato, las agujas del pino parecían mejorar. Las flores de la colina tenían también un olor más dulce y la hierba reverdecía, pero cuando la música se detenía, la enfermedad se adueñaba otra vez de la atmósfera. La colina entera parecía infectada, como si el veneno que había llegado a las raíces del árbol estuviera matándolo todo. Cuanto más tiempo pasaba allí, más me enfurecía.
Aquello era obra de Maggie. Me acordé de su astuta sonrisa y abrí la palma de la mano, solo para ver la cicatriz que Maggie me había dejado el verano pasado. Estaba desapareciendo, pero aún se veía un poco: una herida con forma de asterisco en el punto donde el escorpión del abismo me había picado.
Pensé en lo que me había dicho Maggie justo antes de intentar matarme: "Adiós, Lena. Se avecina una nueva edad de oro, pero tú no formarás parte de ella."
_______________Por las noches tenía más sueños en los que aparecía Winn. A veces sólo me llegaba su voz a ráfagas, y una vez le oí decir: "Es aquí."
Y otra: "Le gustan las ovejas."Pensé en contárselo a Alex, pero me habría sentido estúpida. Es decir... "¿Le gustan las ovejas?" Pensaría que me había vuelto loca.
La noche antes de la carrera, Lex y yo terminamos nuestro carro. Era espectacular. Lex había hecho las partes de metal en la forja de la armería, y yo lijé las maderas y lo monté todo. Era azul y blanco, con un dibujo de olas a ambos lados y un tridente pintado en la parte delantera. Después de todo aquel trabajo, era justo que Lex se situara a mi lado en la carrera, aunque sabía que a los caballos no les gustaría y que su peso extra sería un lastre y nos restaría velocidad.
Cuando íbamos a acostarnos, Lex me vio y preguntó:
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Tú
RandomKara Zor-El no es una chica común. Ella es una semidiosa hija de Zeus, legado de Apolo, y poseedora de la bendición de 5 dioses. Ella pensaba que este año en el campamento mestizo sería uno tranquilo. Vaya que estaba equivocada. Kara tendra que lidi...