-¡He atrapado a Nadie!.- decía Polifemo, regodeándose.
Nos deslizamos hasta la entrada de la cueva y al asomarnos vimos al cíclope, que sonreía con aire malvado y sostenía un puñado de aire. El monstruo agitó el puño y una gorra de cayó al suelo. Allí estaba Alex, sujetada por las piernas y retorciéndose boca abajo.
-¡Ja!.- dijo Polifemo.- ¡Repulsiva niña invisible! Ya tengo otra mujer para casarme. ¡A ti te voy a asar con salsa picante de mango!
Alex forcejeaba, pero parecía aturdida. Tenía un corte muy feo en la frente y los ojos vidriosos.
-Voy a atacarlo.- susurré a Clarisse.- Nuestro barco está en la otra parte de la isla. Tú y Winn...
-Ni hablar.- dijeron los dos al unísono.
Clarisse iba armada con una lanza rematada con un cuerno de cordero que había sacado de la colección del cíclope. Winn había encontrado un hueso de muslo de oveja con el que no parecía demasiado contento, pero lo blandía como si fuese un garrote.
-Atacaremos juntos.- gruñó Clarisse.
-Sí.- dijo Winn. Y pestañeó atónito, como si no pudiera creer que hubiese coincidido en algo con Clarisse.
-Está bien.- dije.- Plan de ataque Macedonia.
Ellos asintieron. Sabían de qué estaba hablando. Ellos se deslizarían a hurtadillas y atacarían al cíclope por los flancos mientras yo atraía su atención por el frente. Seguramente, aquello significaba que moriríamos todos, y no sólo yo, pero no por eso dejaba de agradecer su apoyo.
Blandí mi espada y grité.- ¡Eh, tú, tipo asqueroso!
El gigante giró en redondo.
-¿Otra? ¿Tú quién eres?
-Deja a mi amiga. Soy yo la que te insultó.
-¿Tú eres Nadie?
-¡Así es, apestoso barril de moco!.- no sonaba tan bien como los insultos de Alex, pero fue lo único que se me ocurrió.- ¡Yo soy Nadie y a mucha honra! Ahora, déjala en el suelo y ven aquí. Quiero sacarte el ojo otra vez.
Dije, y Polifemo rugió.
La buena noticia: soltó a Alex. La mala: la dejó caer de cabeza sobre unas rocas, donde quedó inmóvil como un muñeco de trapo.
Otra mala noticia: Polifemo corrió hacia mí, quinientos apestosos kilos de cíclope que debía combatir con mi pequeña espada.Winn surgió por la derecha y lanzó su hueso de oveja, que rebotó, inofensivo, en la frente del monstruo. Clarisse apareció por la izquierda, colocó la lanza contra el suelo, justo a tiempo para que el cíclope la pisara, y se echó a un lado para no quedar atrapada.
Polifemo soltó un aullido de dolor, pero se arrancó la lanza como si fuese una astilla y siguió avanzando.
Esperé con la espada preparada. El monstruo trató de agarrarme con su mano gigantesca, pero yo rodé de lado y le lancé un tajo en el muslo.Tenía la esperanza de ver cómo se desintegraba, pero aquel monstruo era demasiado grande y poderoso.
-¡Encárgate de Alex!.- le grité a Winn.
Él corrió hacia ella, recogió su gorra de invisibilidad y la alzó en brazos, mientras Clarisse y yo tratábamos de distraer a Polifemo.
Nunca la había visto pelear, pero tenía que reconocerlo: Clarisse era muy valiente. Atacaba una y otra vez al cíclope, que intentaba pisotearla sin ningún éxito. Era demasiado rápida para dejarse atrapar. Y en cuanto ella lanzaba un ataque, yo la secundaba pinchándole al cíclope un dedo del pie, el tobillo o la mano.
Pero no podíamos seguir así eternamente. Al final acabaríamos exhaustas y el monstruo tendría suerte y daría en el blanco.
Le bastaba un solo golpe para matarnos.
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Tú
RandomKara Zor-El no es una chica común. Ella es una semidiosa hija de Zeus, legado de Apolo, y poseedora de la bendición de 5 dioses. Ella pensaba que este año en el campamento mestizo sería uno tranquilo. Vaya que estaba equivocada. Kara tendra que lidi...