Capítulo 25.

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El viaje en taxi había sido largo y de algún modo desesperante.
Afortunadamente, llegue al campamento sin que algún monstruo se apareciera en el camino.
No tenía ni dos minutos de haber llegado, cuándo Alex y Clarisse ya estaban paradas frente a mi.

-¿Nos puedes decir que pasó en la misión como para que apestes a ardilla muerta?.- preguntó Alex. Siendo así la primera en hablar.

-También me da gusto verte Alex.- respondí sarcásticamemte.- Y no huelo tan mal.

-Si claro. Dices eso porque ya te acostumbraste a ese olor. Si no me crees, que Clarisse te lo diga.

-¿Es cierto Clarisse?

-Eh... No... No hu-hueles tan mal.- respondió tartamudeando.

-Como sea. Pero en verdad necesitas un baño Kara. No creo que debas andar por el campamento así. Y menos para celebración. Clarisse y yo nos encargaremos de...

-No.- interrumpí a mi hermana.- No habrá ninguna celebración hasta que Lena regrese.

Después de varias preguntas sin respuesta, burlas por parte de Alex y un buen baño, fui a ver a Dioniso a la casa grande. Curiosamente el estaba esperándome en la puerta.

-¡Kara! Mi campista favorita. Es bueno ver que sigues en una sola pieza. Pasa tenemos mucho de que hablar.

-Linda remodelación.- dije al notar el nuevo tapiz con patrones de uvas, los nuevos sillones y la nueva maquina de nachos.

-Gracias. Quería instalar una máquina de sodas, pero no hay suficiente espacio para eso. Pero no estás aquí para hablar de esas cosas. Dime, ¿Apolo te comentó algo?

-Sólo dijo que hablarías conmigo.

-Bien. Escucha, lo que hablemos aquí nadie tiene que saberlo ¿De acuerdo?

-¿Tan importante es?

-Si Kara. Apolo, Hestia y yo estamos de acuerdo en que ya es momento de que sepas sobre la profecía. Y no te atrevas a interrumpirme.- dijo al notar que abría mi boca.- ¿En dónde estaba? Oh si, la profecía. Pero para poder hablar de eso, primero tienes que escuchar a alguien.

Cuándo terminó de hablar, escuche como la puerta se abría. Voltee lentamente, y no podía creer lo que veía. Mi corazón latía dolorosamente, y sentía mis ojos arder.
Parada en el marco de la puerta, estaba una mujer idéntica a mi madre, tenía el mismo color de ojos, y la misma sonrisa, que durante estos años no había olvidado. Solo había algo que era diferente, y era que, esta mujer tenía un mechón blanco en el cabello. Yo sabía perfectamente quién era, y pronto, el dolor que sentía, se transformó en ira.

-Hola Kara.

Solo bastó escuchar su voz para que yo me lanzara a golpearla.
Estaba a pocos centímetros, cuándo sentí como una mano me tomó del hombro y posteriormente me lanzó con fuerza hacia atrás. No sin antes darme un buen golpe en la cara.
Caí encima de algo metálico, y escuche como algo crujia. Afortunadamente, no eran mis huesos.
Eso pensé antes de quedar inconsciente.

Cuándo recobre el conocimiento, comencé a escuchar voces, pero parecían lejanas.
Quise abrir los ojos, pero no podía. Así que me quedé escuchando.

-¿Era realmente necesario que hicieras eso Dioniso?

-Por octava vez. Si, lo era. ¿Viste sus ojos y la mirada que tenía? Sólo había visto eso en Zeus cuando está realmente enfadado. Y créeme, no hubieras soportado más de un golpe. Lo más seguro es que estarías muerta al primer puñetazo.

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