Cap 21

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P.O.V Hank

Tengo miedo de que Caterine descubra sobre mis adicciones y lo que me ocurrió mientras ella no estaba.

No quiero sentir más ansiedad con su desprecio hacia mí después de saber eso.

"Monstruo"

Lo sé.

"Débil"

Lo soy...

"Inútil"

Sé que lo soy.

"Te odio"

Lo merezco.

"Ojalá no hubieras fallado en tu suicidio"

También lo deseo.

"Nunca dejarás de ser un drogadicto, das asco"

Cierro los puños.

Lo sé, sé todo, sé que no me puedo mentir, sé lo que soy. Sé que no merezco un lugar en este mundo y que mis actos no tienen perdón.

—Sé que nada de lo que haga va a cambiar algo —enuncio serio.

Mi psicólogo me mira confuso.

—¿A qué viene eso, Hank? Todos sus esfuerzos están dando frutos ¿me equivoco? —respondió algo desconcertado.

—No. Nada vale, yo no valgo —susurro agachando la cabeza .— No voy a avanzar, acabaré cayendo de nuevo y pegando a mi hijo porque soy una mierda —sentencié. El hombre apoyó su mano sobre mi hombro, yo lo miré aguantando mis ganas de llorar en ese instante.

—Usted es alguien fuerte Hank, ya que ha tenido el valor de enfrentarse a todo esto y buscar ayuda —dijo el hombre .— Y lo primero que necesita es voluntad, porque con eso se puede lograr todo... ¿Usted quiere ser feliz junto a su hijo cierto? —asentí.

—Sí p-pero no podré, no puedo —respondí .— Soy débil, soy débil, s-soy muy débil... No valgo, mi padre siempre tuvo razón —sentencio.

—¿Su padre? —asiento .— ¿Podría hablarme de ese tema a fondo?

—... Sí —murmuro.

Le conté varios acontecimientos de mi infancia...

"Segundo mes del año, tenía cinco años.

Mi padre trabajaba en la siembra mientras que mi madre se encargaba de las tareas de la casa.

Pasé los primeros diez años de mi vida en un pueblo.

Mi hermana; Beatríz, cosía unos calcetines de mi padre. Y yo ayudaba a mi madre a pelar patatas que mi padre había traído para hacer la cena.

En cuanto terminé me dirigí al sofá donde estaba mi hermana.

—Bea... ¿Cómo coses tan bien? —pregunté curioso viendo como movía sus manos hábilmente mientras cosía.

—Práctica, Hank —respondió.

—... ¿Yo podría coser? —cuestiono. Ella sonríe dulcemente, las dos coletas bajas que porta la favorecen.

—No veo por qué no —dice pasándome la prenda de vestir junto a la aguja e hilo. También me dio un pequeño cilindro de metal que al principio no sabía para que servía.

Más tarde descubrí que se llamaba dedal, y supe su utilidad cuando me pinché mi pobre dedo índice por no llevarlo.

Aunque todo el lindo ambiente de mi hermana enseñándome a coser cambió cuando mi padre llegó y entró al salón.

~Follow you~ {GoldxFreddy Goldred} T2 (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora