Hero

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A veces la gente tiene sueños, e intenta hacerlos realidad, seguirlos hasta conseguirlos. Hay gente que lo consigue y vive con la satisfacción de haberlo tenido entre sus manos. Pero otras las batallas fallan, cada vez te sientes más débil y, finalmente, caes.

Esta es la historia de un pequeño sueño que nunca se llegó a hacer realidad.

Mi nombre era Louis Witts. Era un chico de dieciséis años que vivía en chicago.

Y soñaba con ser un héroe.

Lo había visto en la televisión, en las revistas y en los cómics, en los libros... Por todos sitios hablaban de lo mismo: Un nuevo héroe había llegado a la ciudad.

Era un chico listo, fuerte y con sentido del humor que luchaba contra el crimen callejero. Aparecía cuando más lo necesitabas y te salvaba de las situaciones más terroríficas.

Pero si hay un héroe, tiene que haber un villano.

Y aquél villano llegó, con la meta de hacerse con toda la ciudad.

Al fin de cuentas también era humano, y también tenía sueños.

Yo ya lo había decidido. Sería un héroe y lo ayudaría a luchar contra aquél villano.

Lo hablé varias veces con mis padres, y en todas me tacharon de inmaduro.

-¿Lo dices en serio? ¡Ya tienes dieciséis años Louis! Por el amor de dios...-Se quejaba mi madre.

-Pero... yo quiero, y lo voy a conseguir. ¡Ya lo veréis!

-Déjate de tonterías y estuda para tu futuro. Para un futuro REAL.-Añadió mi padre.

-¡Ese es mi futuro real!-Rechisté. Pero, viendo que no me hacían caso, subí a mi habitación a hacer lo que me habían pedido.

Estudiar.

¿Para qué? Para conseguir un trabajo, para tener dinero y comprar cosas y para, finalmente, morir.

Eso no era lo que yo quería. Quería una aventura, ser alguien importante y ayudar a la gente. ¿Acaso el mundo no esta formado por sueños? ¿Acaso los que triunfan no se han saltado las reglas de la sociedad? Angustiado por tanto control cogí con fuerza la lámpara de mi mesita y la estampé contra el suelo, soltando un grave rugido y haciéndo que se rompiera en mil pedazos. Me quedé quieto unos segundos, observando el suelo.

Esto no es lo que quiero... Pensé.

Tengo que cambiar. Apreté mis puños con fuerza.

Pero por mucho que lo intentaba mis padres seguían sin verlo correcto. Seguían pensando que era demasiado mayor como para seguír queriéndo ser un héroe.

Y la rabia empezaba a invadir mi cuerpo, como si fuera un intruso.

Dominándome.

-¡Déjame en paz!-Le grité a mi madre.-¡Tú no eres nadie para decirme cómo tiene que ser mi futuro!

-¡Yo solo quiero lo mejor para tí!

-¡Mientes! ¡Tú quieres lo mejor para vosotros y una buena reputación! ¡Pues olvídate de eso, me voy de casa!-Dije cogiéndo mi mochila.

-¡Louis por favor!-Salí por la puerta dándo un portazo.-¡Louis!-Sollozó mi madre en el hombro de mi padre.

La calle era fría.

No había sido buena idea fugarse de casa en pleno invierno. Pero tenía que hacerlo.

Caminé por hora y media deambulando por la ciudad hasta que encontré un hostal de mala muerte. Entré y pedí una habitación, la cual me la dieron sin ninguna pega.

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