13: Algo de diversión.

797 47 1
                                    

Terminé de darle unas últimas pinceladas al lienzo, ya sin ganas de continuar. Comenzaba a hacerse tarde y debía ir a prepararme para mi salida con Cameron. Simón había centrado su interés en un cuaderno de bocetos que tenía dando vueltas por el lugar, mientras yo me concentraba en terminar mi trabajo.

—Es todo por hoy —Guardé mi pincel luego de limpiarlo y acomodé las pinturas que había estado usando en su lugar—. Cuando puedas, seguimos con esto.

— ¿Estás segura? —Simón se acercó a mí con un sigilo que no esperaba. De un momento al otro tenía frente a frente con tan solo unos centímetros separándonos.

—Sí, tengo que ir a prepararme para mi salida con Cameron y acomodar un par de cosas —Me encogí de hombros mientras miraba la hora en mi teléfono—. Espero no haber robado demasiado de tu preciado tiempo.

—No robaste mi tiempo —Había intentado olvidar lo cerca que se encontraba. Pero cuando hablaba así, tan bajo como si me estuviese diciendo un secreto, lograba que mi corazón se acelerara—. Y si lo estuviese perdiendo, definitivamente es un placer que sea contigo.

—Estas invadiendo mi espacio personal, Hilton. —Intenté que sonara como una amenaza pero estaba segura que el suspiro involuntario que dejé ir cuando su aroma me invadió, delató mi verdadera reacción.

— ¿Y eso es un problema para ti, realmente? —Su cercanía comenzaba a provocar que mi cuerpo se convirtiera en gelatina. Maldito sea el poder que tenía sobre mí. Lo peor estaba en lo consciente que el chico estaba de eso y como me desafiaba a dar cualquier signo de debilidad.

—No vuelvas a acercarte, Hilton, lo digo en serio —Crucé los brazos sobre mi pecho, intentando protegerme de la corta distancia que había entre ambos pero sólo logré que mis brazos rozaran a penas su pecho. Estas jodida, Smith, estás jodida—. Me largo de aquí.

Giré sobre mi propio eje y comencé a alejarme tan rápido como pude del lugar sin que él intentara evitarlo. La sonrisa arrogante, con su hoyuelo marcado, quedó grabada en mi retina. Odiaba esa maldita sonrisa. Mi rabia comenzaba a aumentar al darme cuenta de que Simón siempre lograba alterarme, ya sea como una loca enojona o como una masa gelatinosa que se derrite a sus pies por una simple mirada de su parte.

Ver que no me siguiera me aliviaba, porque eso implicaba que no tendría que enfrentarlo nuevamente, y, al mismo tiempo, me enojaba saber que podía dejarme ir fácilmente, como si realmente no le importara y estuviera jugando conmigo. Eres una contradicción andante, Valery, y no vale la pena. No por alguien como Simón, no por una locura momentánea y no por la simple razón de que eso lograba enfurecerme más.

¡Se acabó! Basta, no más. Saldría como en los viejos tiempo, me olvidaría del maldito niño rico y la pasaría maravillosamente con Cameron, bebiendo hasta más no poder para alejarme de todo. Eso, definitivamente, sonaba maravilloso. Esa noche en el billar debía desaparecer de mi memoria cuanto antes y tenía dos horas para prepararme en lo que Cameron llegaba, él se encargaría de sacar eso de mi sistema.



+.+.+.+.+.+.+.+.+.+.+.+.+.+



Luego haberme dado un baño relajante, con una toalla alrededor de mi cuerpo, salí directo a la habitación para decidir que me pondría esa noche. Optando por mi atuendo habitual, calzas negras y camisa suelta, parecía ser la mejor opción hasta que mi mirada se desvió al sector donde mi chaqueta de cuero colgaba. Era una buena noche para cambiar. El vestido azul parecía estar llamándome, captando mi atención con una sola punta asomando. Y, como si eso no fuera todo, mis ojos se deslizaron al par de zapatos que quería utilizar. Eran la combinación perfecta.

Lonely Soul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora