47: La hija de Cassie

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—Es hora de levantarse, cariño —Simón besó mi frente mientras comenzaba a moverme en la cama—. El desayuno está preparando y mi madre quiere que lo compartamos con ella.

— ¿Qué hora es? —De repente, pese a estar feliz en aquella nube de recién levantada, recordé que tenía que apurarme—. Debo ir a trabajar Simón...

—Son las siete, tranquila. Soy un chico responsable. —La sonrisa de Simón, a aquella hora de la mañana cuando me estaba costando procesar una idea coherente, lo único que lograba era dejarme sin aliento.

—Eres un divino. Bajaré enseguida. —Tomé su rostro para darle un beso rápido.

Vestirme con unos viejos jeans y una camiseta cualquiera no fue mucho trabajo. Tomé el bolso para ir a la pista, en el que siempre tenía preparado el equipo para correr para terminar de guardar lo que me hacía falta. Concentrada en lo que me esperaba hoy, tomé los papeles que tenía la caja con los datos de mis padres. Quería leer que había allí.

Además, los necesitaría para contarles a todos la historia de mis padres y por qué no sabía nada de ellos hasta ahora.

Bajé las escaleras leyendo la nota que decía que mi padre había ganado su tercera carrera consecutiva en una hazaña que nadie había conseguido antes. La sonrisa que llevaba en los labios no era normal. Pero era lo que provocaba notar de donde venía mi amor por la velocidad. La única diferencia entre mis carreras y las de mi padre eran el vehículo que conducíamos. Él corría con autos mientras yo lo hacía en motocicletas.

—Veo que estás conociendo un poco más de ellos —Simón me entregó una taza de café antes de sentarse en el taburete al lado del mío—. Quizás te interese saber que estuve averiguando más cosas.

— ¿En serio?

—No podía quedarme de brazos cruzados con la poca información que había en esa caja —Simón se encogió de hombros—. Creo que tienes que saber que tu padre es bastante conocido. Pude saber que luego de retirarse de las carreras, comenzó a entrenar pilotos que corrían con la firma de su propia empresa.

—Eso es como wow... En mi vida pude imaginar que tendría un padre así —Volví a centrar mi atención al periódico que tenía entre mis manos momentos antes—. Aquí no sólo habla de las tres carreras de papá, dice como se conocieron. Al parecer, eran compañeros de la universidad. Justo cuando él estaba dando sus primeros pasos en los circuitos.

— ¿Tu mamá no era artista? —Simón tomó la partida de nacimiento donde habíamos leído aquello.

—Según ese papel sí, pero la nota que estoy leyendo habla de que ambos eran estudiantes de la facultad de Economía de la Universidad local. —Le mostré antes de darle un buen sorbo a mi café.

—Eso es interesante —Simón trajo unos papeles que tenía sobre la mesa que había en el rincón—. Aquí dice que tu papá se recibió de licenciado en administración.

Con la nueva información que había conseguido Simón, nos pusimos reconstruir la vida de mis padres y lo que había sido de ellos. Aun cuando su búsqueda no había ido demasiado lejos, pudimos unir un par de cosas con lo que tenía en la caja. Todavía quedaban las cartas. Pero leerlas me parecía invadir su privacidad cuando no sabía lo suficiente de ambos. Era meterme en su historia de lleno, lo sabía sin siquiera haberles dado un vistazo porque estaban guardadas con mucho cuidado.

Habíamos estado tan concentrados que casi no nos dimos cuenta el momento en que Helen se unió a nosotros para el desayuno. Lo cierto es que estaba lista para irme a trabajar, pero no podía irme cuando la intención había sido que compartiéramos un momento los tres. Un poco interesada en lo que hacíamos, Helen se sentó del otro lado de la barra con su taza de café y una sonrisa en los labios. Pero no por mucho tiempo.

Lonely Soul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora