45: Cassandra Wilson y John Smith.

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Habían pasado dos semanas desde que Simón evitó que abriera la caja aquella noche en que la desesperación por llenar un vacío que no podía explicar me atacó. La mañana después me había despertado cono siempre, olvidándome por completo de su presencia en la mesita de noche. Algo dentro de mí me frenaba, quizás porque había sido demasiado reciente el huracán de sentimientos que se había desatado en mi interior para hacerle frente.

Sin embargo, hoy era diferente. Llevaba despierta un rato, con los ojos cerrados y la cabeza trabajándome a mil. Había tomado una resolución. La abriría y me enteraría de una vez por todas lo que contenía.

—Es hora de levantarse, Valery. El desayuno nos está esperando. —Los labios de Simón se posaron en mi frente en un tierno beso que calentó mi corazón.

—Dios, podría acostumbrarme fácilmente a despertarme todas las mañanas así —Murmuré mientras me estiraba aún con los ojos cerrados—. Soy una afortunada de hacer terminado con alguien tan perfecto como tú.

El chico me había traído el desayuno a la cama sólo para consentirme. No lo merecía. Mo corazón latía con fuerza ante aquel gesto.

—Yo soy el afortunado —Sonrió, su perfecta sonrisa estaba presente mientras me tendía una mano—. Ahora levántate a desayunar, yo me daré un baño.

—Está bien. Cuando termines, vuelve que quiero que estés conmigo cuando abra eso —Señalé la caja con la cabeza—. Creo que estoy lista.

Simón asintió y se perdió por la puerta del baño. El jugo estaba recién exprimido. Una alegría sin explicación se apoderó de mí ante aquel detalle. Con mi dosis de vitamina C en el cuerpo y luego de degustar una deliciosas tostadas, me encontré paseando por la habitación de Simón observando cada detalle.

Los libros apilados en la biblioteca eran infaltables, había dejado las puertas del armario abiertas tapando una parte del tablero donde tenía colgadas mil cosas. Me encontré mirando una vez más las fotos que tenía colgadas allí cuando mi teléfono sonó. Fruncí el ceño pensando en quien podía ser. Era demasiado temprano para que fuera Emily y Cameron seguramente seguía durmiendo. Sólo podían ser dos personas y ambos podían significar grandes noticias para mí.



—Hola Wells. —Saludé luego de ver que se trataba de Cindy.

Parece que alguien tuvo una buena mañana —La chica se estaba burlando de mí en grande—. Era hora de que tuvieras un bien comienzo de día, Smith.

—Y parece que desayunaste payaso con el café —Puse los ojos en blanco al escuchar la risa del otro lado del teléfono—. De todas formas, tiene que haber una razón interesante para que me llamaras cuando eres la persona que más odia hablar por teléfono.

Como me conoces, querida Smith. Es cierto que te llamo porque tengo novedades, dos para ser más específica.

—Dispara. —La alenté, comenzando a sentirme impaciente.

Lo primero, tienes que venir al taller hoy a la tarde. Harrison quiere conocerte y que te pongamos al tanto de las tareas que harás —Ella no podía estar diciendo lo que estaba diciendo—. Tienes el puesto, Valery. Felicitaciones.

—Esas son grandes noticias, Cindy. Muchas gracias, en serio... —No podía salir del estado de shock en el que acababa de entrar. La posibilidad que me daría haber conseguido este trabajo me hacía sentir muy bien. Podríamos comenzar a acondicionar el lugar en el que viviríamos con Emily.

Y eso no es todo, en dos días hay una carrera y Parker tiene pensado anotarte —La emoción era papable en la voz de Cindy, contagiándomela por completo—. Si terminas entre los tres primeros puestos tendremos la posibilidad de comprar el equipo y la motocicleta para que Cameron empiece a correr también, sin que tengan que turnarse.

Lonely Soul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora