62: Un regalo de corazón.

657 27 0
                                    

Una sonrisa se dibujó en mis labios al darme cuenta que no me había despertado sola. La mano de Simón se deslizaba sobre mi espalda desnuda mientras seguía recostada sobre su pecho, disfrutando de aquel instante mañanero. Un suspiro de felicidad se me escapó, un poco incrédula de lo bien que se sentía ser amada por alguien. Me acurruqué un poco más acerca de Simón, si eso era posible, buscando su protección de lo que nos esperara fuera de esta burbuja.

—Buenos días cariño.

—Buenos días cumpleañero —Sonreí antes de depositar un beso justo en medio de su pecho, donde su corazón latía con fuerza— ¿Hace mucho que estás despierto?

—Eso no importa, la vista que tenía me ayudó para entretenerme —Susurró antes de besar la cima de mi cabeza.

—Oh, gracias por el halago a mi pared. Sé que quedó maravillosa. —Dije mirando las estrellas y la frase que llamaban la atención de cualquiera.

—Sí, bueno... Yo me refería a otra vista —Dijo con una suave risa mientras deslizaba un dedo sobre mi columna vertebral—. Digamos que me la pasé mirándote dormir, tan relajada y hermosa...

—Te habrás aburrido muchísimo —Intenté restarle importancia a lo que me acababa de decir pero no podía evitar estar sonriendo como una idiota.

—Nop, es muy entretenido tenerte durmiendo entre mis brazos —Murmuró al tiempo que se ponía a juguetear con un mechón de mi cabello—. Además, no quería enfrentarme a Emily solo, quien sabe qué clase de interrogatorio es capaz de hacerme si no estás cerca.

—Había olvidado por completo a Emily —Levanté la vista en busca de sus ojos para ver qué tan preocupado estaba con esto. Nada en absoluto—. Espero que no se haya enterado de nada.

—No sé si se enteró, pero puede ser que sospeche —Se encogió de hombros y su sonrisa de lado apareció—. No es algo que me preocupe realmente, mientras te interrogue a ti y no a mí.

—Eres un tramposo, no deberías tirarme a los leones tan fácilmente.

—Si se trata de tu mejor amiga, por supuesto que es válido.

Saqué la lengua en su dirección antes de levantarme. Corrí directo a la camiseta de Simón que se encontraba en uno de los rincones para cubrir mi desnudez. La audacia de la noche anterior había desaparecido y mis mejillas eran una clara muestra de ello. Una timidez que no me caracterizaba se apoderó de mí al darme cuenta que él se encontraba observando cada uno de mis movimientos.

Luego de encontrar un short para ponerme y sentirme nuevamente segura, tomé una respiración profunda antes de voltearme a enfrentarlo. Y vaya sorpresa me llevé al hacerlo. Simón ya no se encontraba recostado en la cama, ahora estaba parado en todo su esplendor con sus ojos brillando pícaramente al encontrarme observándolo descaradamente. Me lo estaba comiendo con la mirada y él era completamente consciente de ello.

—Veo que te gusta lo que vez pero eso ya lo sabía —Su sonrisa se amplió cuando aparté mi mirada rápidamente y mis mejillas comenzaron a calentarse aún más.

—Eres un idiota —Dije acercándome con los ojos entrecerrados y mi dedo señalándolo—. Pero lamentablemente te amo, así que tendré que aprender a convivir con ello.

Su sonrisa creció ante esas cinco letras, las palabras que jamás creí decir, las palabras que juré nunca sentir, pero que ahora las decía para reafirmar cada uno de los sentimiento por este maravilloso hombre que me observaba salir por la puerta de mi habitación.

Se escuchaban ruidos viniendo de la cocina y risas sin parar. Emily no estaba sola. Me adentré rápidamente al baño para lavarme la cara y adecentarme un poco antes de ir hacia donde mi amiga se encontraba.

Lonely Soul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora