53: Un poco de pintura.

436 25 0
                                    

—Amo como esa pared está quedando —Emily tenía una gran mancha de pintura en su rostro mientras admiraba nuestro trabajo—. Todavía no puedo creer que estemos haciendo esto después de la carrera que tuviste ayer. Deberíamos seguir festejando o en su defecto durmiendo para recuperar energías.

En eso tenía razón. Habíamos decidido salir a celebrar la victoria todos juntos porque era el turno de emborracharse por haber sido Cameron el ganador. Y definitivamente había salido a la perfección. Parker, Ian y Simón habían terminado en mejor estado que Cameron, quien no se preocupó demasiado por su estado.

De un momento al otro había desaparecido, excusándose con Cindy en lugar de decirnos adiós a todos. Cindy nos transmitió el mensaje de que alguien lo esperaba en casa, cosa que no me extrañaba para nada. Imaginaba que podía ser una de sus tantas chicas, pero yo no era quien para juzgarlo. Un segundo pensamiento llegó cuando nos vi a todos los presentes emparejados, quizás estaba un poco incómodo después de todo.

Ian y Emily se habían perdido muy acaramelados. Por su parte, Parker y Katelyn se sonreían mientras conversaban con Simón y conmigo mientras que Jonathan y Cindy habían decidido salir a bailar. En algún punto Cameron había quedado solo, divirtiéndose con cualquier chica que se le acercase pero eso no quitaba que sus propios amigos lo habíamos dejado de lado sin ser conscientes realmente.

—Val... ¿En qué te quedaste pensando? —El llamado de Emily volvió a traerme al presente.

—En la noche de anoche —Sonreí para que no comenzara a hacerse la cabeza sobre que algo estaba mal—, fue muy gracioso ver a Ian pasado de copas.

—Eso lo dices porque no tuviste que ver como Simón no apartaba las manos de ti en toda la noche —El calor comenzó a subir por mis mejillas al recordar aquello—. Y aun así tengo la sensación que no te disgustó para nada que eso ocurriera.

— ¿Desde cuando haces ese tipo de insinuaciones sin sonrojarte Emily Davis? —Pregunté arqueando una ceja, definitivamente no era propio de ella— Eras una chica dulce e inocente antes de conocer a...

—A ti, no nombres a nadie más —Levantó la brocha con la que estaba pintando en una clara señal de amenaza—. Tú eres la responsable de que haya cambiado tanto.

A mí nadie me amenazaba con una brocha. Levanté la mía que estaba cargada de pintura, logrando mancharla y sorprenderla, iniciando lo que sería la primera guerra de compañeras de piso. Las risas no tardaron en salir de nuestros labios, sin contar la cantidad de manchas que nuestra ropa habían adquirido en tan solo minutos. Emily se había convertido en una especie de hermana para mí y, a estas alturas, no había forma de separarnos. Habíamos forjado una amistad que jamás creí tener. Pero allí estamos, preparando nuestro próximo departamento para arrancar juntas una nueva vida.

Con la cara manchada y una sonrisa tonta en el rostro, le rogué a mi amiga que parara cuando escuche mi teléfono sonar desde el montón de cosas que habíamos dejado en el rincón antes de ponernos manos a la obra. Emily seguía riendo de mis intentos por localizar el celular mientras se quitaba la pintura que tenía en la cara.

— ¡Lo encontré! —Grité victoriosa, elevando el celular como un trofeo y haciendo que Emily riera más fuerte.

Puse los ojos en blanco antes de atender. Tendríamos que poner un par de reglas de convivencia aquí, como no reírse de tu amiga cuando esta por responder una llamada. Una sonrisa tonta se pegó en mis labios al ver la foto que aparecía en la pantalla. Simón se había despertado.

Me explicas por qué me levanto y no te encuentras en casa —La voz de Simón estaba ronca, lo que confirmaba mi pensamiento de que acababa de abrir los ojos—. Al menos dime que no te escapaste por haberme visto con un par de copas de más.

Lonely Soul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora