60: Día de chicas, consejos y revelaciones.

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—Tienes que tranquilizarte un poco Valery —Estábamos caminando por las calles del centro mientras Emily se tomaba su tiempo para regañarme—. Si no lo haces haré que suspendas todas tus actividades hasta que pase esa bendita fiesta.

—No puedes pedirme que esté tranquila, nunca en mi vida me tuve que enfrentar a esto —Protesté con los brazos cruzados sobre mi pecho—. Soy la chica rebelde por excelencia Emily, prácticamente una bárbara. ¿Cómo se supone que me haga pasar por una especie de Barbie que permanece con una sonrisa en los labios toda la noche? No pega ni un poco conmigo.

—Deja de tirarte abajo Valery, tú puedes con esto. Además, nadie te está pidiendo que dejes de ser como eres, sólo que te arregles un poco —La burla de Emily no me hizo mucha gracia—. Mira, si tan preocupada estas, voy a ayudarte. Tómalo como agradecimiento ahora que vas a pagar nuestros estudios, es lo menos que puedo hacer.

—Sí, bueno, deberíamos agradecerle a Oscar realmente. Fue él quien me hizo saber que tenía algo propio y a Simón por mencionar a que podía destinarlo —Miré al cielo pensando si había tomado la decisión correcta. Llevaba varios días pensando en si había hecho bien en aceptarlo—. Lo único que lamento de todo esto es tener que dejar de trabajar en el taller con Harrison.

—Puedes encontrar la forma de hacer ambas cosas, no tienes que privarte de nada —Emily se encogió de hombros—. Deja que todo fluya, ya encontraremos la forma de acomodarnos.

—Me gusta tu optimismo —Confesé admirando la capacidad de ver el vaso medio lleno que tenía Emmy.

—Gracias —Sonrió antes de agarrarme del brazo—. Ahora, deja que me ocupe de tu problema más próximo.

Así fue como Emily me llevó a recorrer cada tienda de ropa que había en la ciudad. Ya no estaba tan segura de lo que le había dicho momentos antes. La chica se había empecinado en encontrarme un vestido que matara a cualquiera que me mirara y, al mismo tiempo, sea sofisticado, a la altura de la fiesta. Rendida, sabiendo que no tenía nada que hacer, la dejé arrastrarme. Al fin y al cabo era la que más sabía de las dos sobre estas cosas.

—Tiene que ser femenino, atrevido y sofisticado —Seguía repitiendo mientras iba de perchero en perchero—. Y creo saber de qué color será.

— ¿Estás segura de que se puede encontrar todo eso en un vestido? —Suspiré un poco cansada, íbamos por la tienda numero mil y no había encontrado nada aún— No creo que haya uno que lo tenga.

—Si lo hay —La firmeza de sus palabras hicieron que le pusiera verdadera atención—. Y creo que lo he encontrado.

Cuando Emily giró para que viera lo que había encontrado me llevé una gran sorpresa. Era todo lo que estaba buscando. El vestido era largo hasta la rodilla, ajustado hasta la cintura y la falda caía en capas como ceda. El corpiño estaba recubierto con un encaje negro, haciendo resaltar el azul noche de la tela. Era perfecto. Y mi cara lo habrá dicho todo porque Emmy comenzó a llevarme hacia los vestidores de la tienda.

—Entra ahí y pruébatelo —La chica me silenció cuando me vio intentando decirle algo—. Y nada de quejarse hasta que te lo veas puesto.

No había manera de evitarlo si no quería que Emily me acosara por no hacer lo que quería. Una parte de mí, una muy pequeña, estaba tan entusiasmada como la chica que me esperaba fuera para ver cómo me quedaba. Sin embargo, la parte más predominante en mi personalidad me repetía una y otra vez que estaba haciéndolo en vano, que no servía para esto. Me lo probaría sólo para complacerla.

No me miré al espejo, solo me limité a girarme y abrir la cortina para que Emily pudiera ver cómo me quedaba el vestido, así podría quitármelo de una vez.

Lonely Soul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora