43: Provocaciones.

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—Este árbol siempre será testigo de una muy buena noche.

Una sonrisa amplia se instaló en mis labios cuando lo oí. Fue tan hermoso voltearme y encontrarme con sus ojos risueños y sus labios curvados en una sonrisa que marcaba sus hoyuelos. Justo lo que necesitaba en este momento.

—Hola tú, creí que seguirías durmiendo. —Me acerqué a Simón, intentando ocultar un poco de la emoción que me provocaba verlo.

—Bueno, esperaba levantarme con una linda chica entre mis brazos —Simón me rodeó con sus brazos por la cintura—. Pero resultó que ella prefirió salir a correr y venir a casa de mi primo sin avisarme.

—Tenía pensado pedirte que me acompañaras hoy pero estabas tan lindo durmiendo que me daba cosa despertarte. —Rodeé sus hombros con mis brazos, acortando cualquier distancia que pudiera ver entre ambos.

—Qué bonito lo que dices. —Dijo antes de besar la punta de mi nariz.

—Y hay más de donde vino eso. —Le guiñé un ojo haciéndolo reír.

—No lo dudo, la verdad.

—Ahora, así como quien no quiere la cosa, dime... ¿Viniste en auto o en moto? —Agité mis pestañas, haciendo que Simón negara.

—En auto y el costo del viaje en él puede salir un poco caro.

— ¿Hay alguna manera de ganarme un viaje? ¿Algo que pueda hacer? —Pregunté sabiendo lo que vendría después.

—Se me ocurre alguna cosa que podrías hacer —Nuestros labios se rozaban a medida que él hablaba—. ¿Qué se te ocurre a ti?

—Pues...

—Oh, por favor... ¿Será que alguna vez no voy a llegar justo para interrumpirlos? —La voz de Emily llegó fuerte y claro a mis oídos pese a que no podía verla.

—La próxima te enviaré un texto para que no lo vuelvas a hacer. —Me paré de puntitas para hablarle por encima del hombro de Simón.

—Encima que venía a decirte que Ian podía llevarte... —Emily me fulminó con la mirada— Veo que conseguiste quien lo haga, de todos modos.

—Así, pero puedes decirle a mi primo que venga de todos modos —Simón me dejó ir para poder ver en donde se encontraba Emily—. Voy a necesitar un poco de ayuda con todo eso.

—Manos a la obra, entonces.

Ian apareció justo, arremangándose la camisa como si estuviese dispuesto a hacer un trabajo súper pesado. Algo que no era para tanto. Los primos terminaron por cargar todas las cajas en la parte de atrás del auto que había traído Simón. El caballete fue lo más complicado de acomodar, pero como se trataba de la SUV, algo que me sorprendió en cuanto la vi, no tardaron demasiado en encontrar la forma de guardarlo.

—Acabo de ver a Ashley merodeando por la casa, creo que sabe que Simón está aquí —Emily se paró a mi lado, como para disimular nuestra pequeña conversación—. Debes decirle a lo de Cameron antes de que ella lo haga.

Asentí, como para confirmar que lo haría y en agradecimiento por la información que acababa de traerme. Luego de respirar profundamente me acerqué a donde mi novio se encontraba, intentando esconder un poco los nervios que estaba sintiendo en ese instante.

— ¿Podemos hablar un segundo, Simón? Tengo algo que decirte. —La sonrisa que tenía desapareció en cuanto aquellas palabras salieron de mi boca.

—Por supuesto. —Aceptó sin dudar y me siguió.

Sus cejas se juntaron dejándome en claro que comenzaba a preocuparse, pero no encontraba la forma de haber salir las palabras. No debería ser tan difícil, no hice nada malo. Pero el temor a la forma en la que pudiera reaccionar se había apoderado de mí y estaba haciendo estragos con mi intento por evitar una catástrofe mayor en manos de la hueca de Ashley Hilton.

Lonely Soul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora