41: Cena, conversaciones y una decisión importante.

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— ¿Qué es lo que huele tan rico?

Acababa de llegar a casa de Simón luego de dejar a Emily en la mansión Hilton. Habíamos pasado un día espectacular, pero lo cierto era que en ese momento moría de hambre y la cocina estaba inundada por un muy buen aroma.

—La cena. Te recuerdo que fuiste tú quien pidió que la preparara. —Verlo parado frente a la cocina, con un delantal, sonriendo ampliamente hizo que mi corazón latiera con un poco más fuerza. ¿Qué no hacía bien este chico?

—Yo sólo me esperaba unos sándwiches o hasta un pedido de delivery, si tengo que ser sincera —Me acerqué a donde se encontraba—. Pero esto es de otro mundo... Me halagas, Hilton.

—Es la idea Smith —Me regaló un guiño haciéndome reír—. Cuéntame, ¿Qué tal tu día?

—Agotador y entretenido a la vez. —Dije mientras me dejaba caer sobre una de las sillas que había.

—Me alegro, cariño —Sonrió antes de mover el contenido de una de las ollas—. Sabes, a esto no le falta mucho, ¿No quieres ponerte cómoda en lo que yo termino con esto?

—Me agrada como piensas, Hilton. Iré a darme un baño mientras te encargas de eso. —Me acerqué a él para rodearlo con mis brazos en un gran abrazo por detrás.

Simón dejó ir un largo suspiro antes de darse la vuelta con una sonrisa que hizo que mi corazón se acelerara un poco más. Mis manos dejaron de abrazarlo para tomar su rostro entre mis manos mientras él terminó de rodearme con sus brazos para mantenernos juntos.

—No me has dado un beso... —Murmuré como si se tratara de un secreto que nadie podía oír.

—Tal vez estaba esperando a que tú me lo dieras. —Su hoyuelo se marcó cuando la sonrisa de lado apareció, volando la poca cordura que tenía.

—No tienes que pedirlo dos veces.

Fue mi respuesta antes de unir nuestros labios. Su agarre a mi cintura se hizo más fuerte mientras que mis brazos comenzaron a rodearlo por los hombros hasta encontrar la posición perfecta en la que no molestaran. De un momento al otro dejé de tener el control de ese beso, dejándole lugar a la maestría que tenían los labios de Simón y que lograba erizar cada bello de mi cuerpo.

Amaba la sensación que me provocaba cada vez que me besaba. Pero adoraba más como reaccionaba cada vez que deslizaba mis dedos a través de su cabello. Sus labios se aprisionaron con más fuerza a los míos cuando mis yemas hicieron contacto con cuero cabelludo dejándome disfrutar de su reacción a mi caricia.

Una sonrisa espontanea nació en mis labios en medio del beso. Dios me hacía tan bien. Me distancié un poco con la intención de hacer algo para no quedarnos en el mismo lugar, con la misma posición toda la noche. Simón necesitaba no quemar la cocina y yo deseaba un cambio de ropa urgente.

—Te quiero... —Le susurré en un momento de valentía antes de salir corriendo de allí.

Tenía que evitar el arrepentimiento de haberme animado. Lo que nunca pude esperar fue la reacción que tuvo.

— ¡Valery Smith te quiero mucho más! —Canturreó haciendo que una sonrisa se deslizara en mis labios.

Me apresuré a tomar una muda de ropa que estuviera limpia, algo cómodo para estar entre casa. Una de las camisetas de Simón que no sabía cómo había llegado a mi habitación terminó por ser fundamental a la hora de tomar algo.

Me tomé un momento para templar la temperatura de la ducha, dándome un vistazo en el espejo. Había algo en la chica reflejada que no me permitía reconocerme. Tenía las mejillas sonrojada y una sonrisa tan grande que partía al medio su rostro.

Lonely Soul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora