24: Una vieja pasión.

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Una sonrisa radiante estaba instalada en mis labios mientras me preparaba para irme con Cameron. El chico había llamado minutos antes de que saliera a correr para avisarme que estaba en camino a buscarme para ir a ver la motocicleta de la que tanto me había hablado. En menos de un minuto me encontraba cambiando mis habituales calzas y sudadera gigante de correr por unos jeans ajustado y mi chaqueta de cuero, junto a mis botas de motociclista. Si volvía al ruedo, lo haría como toda una chica mala.

La adrenalina me recorría el cuerpo como la primera vez que me había llevado a ese mundo, como la primera vez que había montado una moto de carrera y había conocido al equipo que trabajaba en eso. Mis manos picaban por acelerar una. No podía esperar para volver a subirme a una y entregarme a la velocidad que tanto me gustaba. Hacía unos años que no estaba en actividad, pero aún recordaba ese primer día tan claramente que mi alegría era cada vez mayor.




El idiota de Cameron estaba buscando impresionarme o ganarse mi respeto haciéndose el misterioso y, claramente, no lo estaba logrado. Me había pasado a buscar con la promesa de llevarme a uno de sus sitios favoritos sin revelarme ningún dato en el camino, haciendo que me pusiera cada vez más impaciente.

—Te encantará —Fue lo único que dijo con una gran sonrisa en sus labios—. Sé que amas esta vieja moto, pero cuando veas lo que tengo para enseñarte vas a alucinar.

Y, definitivamente, no había fallado. El momento en que Cameron me hizo poner un pie en aquel taller quedé maravillada con el movimiento que se desplegaba en el lugar. Primero, no había entendido nada cuando vi la cortina toda descolorida y escuchaba todo el sonido que venía de adentro. Sin embargo, todo cobró sentido al ver como todas aquellas personas desplegaban diferentes tareas alrededor de ciertas piezas de metal sin percatarse de lo que ocurría a su alrededor.

— ¿Qué es todo esto, Cam? —Pregunté mientras observaba como todos los que no se encontraban trabajando, hacían un círculo alrededor de dos personas en una especie de reunión.

—Esto, mi querida Valery, es un taller de preparación de carreras de motocross —Dijo Sonriendo mientras él me llevaba a una de las motocicletas que se hallaba casi lista—. ¿Qué te parece?

—Esto... Esto es... —No había palabras para explicar lo que me encontraba sintiendo. ¡Era una locura! Sin embargo, me encantaba.

—Sabía que te gustaría —Cameron sonrió más ampliamente—. Ahora, ven. Tengo un par de personas que presentarte, gente de mi equipo.

— ¿Tu corres? —Mis ojos se ampliaron ante aquella información, no lo esperaba para nada.

— ¿Sorprendida, Smith? —Una sonrisa arrogante apareció en su cara, haciéndome poner los ojos en blanco frente a la seguridad que tenía sobre él mismo.

— Tal vez un poco, Adams, pero no te hagas ilusiones. —Me apresuré a decir antes de que las palabras que se estaban formando en sus labios salieran a la luz.

Mi comentario le hizo reír logrando que las personas que todavía no nos habían notado, lo hicieran. Todas las miradas curiosas se posaron en nosotros mientras Cameron me guiaba hacia las personas que aún se encontraban reunidas, pese a que la mayoría prestaba atención a la llegada de mi amigo.

—Parker —El chico más grande, de unos veinte y algo, se volteó ante la llamada de Cam. Tenía un pircing en la ceja y ojos profundos, como si la vida le hubiese dado una sabiduría que pocos entendían—, ella es Valery Smith. Val —El brazo de Cameron me sostenía y me daba su apoyo en lo que el chico se nos acercaba. Era un poco intimidante—, el es Parker Blair, mi jefe.

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