There for you 🕷️ Peter Parker

11 🕷 The reveal

Cuando Ned, al visitarme nuevamente, me avisa que Peter no vendrá durante unos días ya que está de viaje por una pasantia en Industrias Stark, sé perfectamente que en realidad, debe estar llegando a Alemania, o aún en el viaje, yendo directo a su enfrentamiento con los Vengadores.

Aún no puedo creer que lo haya aceptado, ni tampoco como yo permití que lo hiciera. Si May supiera algo de todo esto, ni loca permitiría que Peter fuera, y, luego de ella, al ser meses mayor y conocer toda la verdad, yo debería haber tomado su papel de autoridad.

Claro, hubiera sido inútil de cualquier modo. Él igual hubiera ido.

Él seguiría escogiendo su labor como Spiderman no importa qué.

Ni tampoco quien.

Y recordar ello me duele. Y no es que precisamente haya dejado de darle vueltas a mi cabeza a mi última discusión con el castaño.

  —¿Uriah?

Vuelvo a la realidad de forma abrupta y miro a mi tía, quien me observa con su ceño ligeramente fruncido.

  —¿Sí?

  —¿Está todo bien?  

Por unos segundos, debato seriamente la pregunta en mi mente, y veo como una opción responder de manera sincera. Pero soy egoísta, lo hago únicamente pensando en mí, cuando la realidad abarca cientos de cosas y personas más, por lo que simplemente sonrío de la mejor manera en que logro hacerlo (con lo que apenas logro con suerte esbozar una pequeña sonrisa) y, con la destreza que sólo meses de practica haciéndolo te pueden dar, miento.

  —Sí   —respondo con simpleza luego de encogerme en hombros—. Digo, estoy vivo luego de caer de varios metros de altura y mi papá también está bien, esta escena podría ser mil veces peor.

Mi intención es hacer que Cait ría, pero mi tía, lejos de formular una sonrisa, se mantiene seria con su mirada cargando un brillo de preocupación, lo que me alerta. La castaña le dedica una breve mirada a la puerta, como asegurándose de que no haya nadie al otro lado de ella y, no estando conforme con eso, se levanta y la abre sólo para revisar que verdaderamente no haya nadie.

  —¿Qué pasa tía?  —pregunto ahora preocupado cuando la castaña cierra nuevamente la puerta.

Ella se acerca a mí nuevamente y toma mis manos.

  —Uriah has... ¿Has estado teniendo pesadillas últimamente?  —pregunta, a lo que mi ceño se frunce.

En el último tiempo, precisamente, he dejado de tenerlas. Pero estos meses no han dejado de atormentarme, sobretodo fue con Peter cuando éstas se calmaron.

  —¿Cómo lo...

  —Hay algo que tengo que decirte Uri  —Me interrumpe ella, dedicándole constantes miradas a la puerta, como preocupada de que en cualquier momento alguien nos interrumpa—. Es de lo que quería hablarte antes del asalto  —agrega, disparando el recuerdo de la charla que estábamos teniendo antes de aquello.

  —Tía puedes decírmelo  —digo intentando tranquilizarla—, sabes que puedes confiar en mí.

  —Lo sé cariño  —dice dejando una caricia sobre mi mejilla—, es sólo que... No quería que este momento llegara tan pronto  —suelta bajando su mirada.

  —¿Qué cosa?  —pregunto inevitablemente ansioso y preocupado a partes iguales—, ¿Qué quieres decirme?

Ella levanta la cabeza y suspira antes de mirarme nuevamente, cuando lo hace, la seriedad en su mirada me genera un cosquilleo en el estomago, puede que esté algo asustado sinceramente.

  —Hay una razón por la que sigues vivo Uriah  —suelta—, y es la misma por la que tu padre sufrió el accidente y luego se recuperó milagrosamente  —agrega no haciendo más que ponerme nervioso—. Veras, yo pasé por lo que tú estás pasando, ¿Las pesadillas?, ¿Las extrañas coincidencias?

  —Tía no estás siendo clara  —digo confundido—, ¿Cuál es la razón de la que hablas?

  —Tu abuela lo llamaba el legado de Ker  —responde, y la intensidad con la que pronuncia cada palabra me pone la piel de gallina—. Uriah, nuestra sangre está maldita, o... Bendita, depende como quieras verlo.

  —¿Ker?  —Es lo único que logra salir de mi boca, las últimas frases son demasiado para digerir.

  —Sé que es difícil, para mí también lo fue  —habla ella sin parecer notar lo perdido y confuso que me encuentro—, ¿Sabes quien es ella?  —pregunta cuando finalmente parece notarlo y yo sólo niego con la cabeza—En la mitología griega —Un ruido se escucha al otro lado de la puerta y Caitlin la mira asustada para luego regresar su atención a mí—, ella era la hermana de Tánatos, y era la diosa de la muerte violenta.

  —¿Y q-qué...?  —Mi mente formula tantas preguntas al mismo tiempo que me es imposible soltar una a la vez.

  —Mira, Uri, no sé cuanto tiempo tengamos antes de que alguien venga así que lo pondré fácil ¿Bien?  —Yo asiento intentando callar todas mis dudas para poder prestarle una completa atención—Algún antepasado nuestro, fue un semidios, y como sus parientes, heredamos algunos de sus dones.

  —¿Qué?

Sé que está siendo clara, pero todo suena demasiado surrealista. Ella suelta un suspiro, dedica una nueva mirada nerviosa a la puerta y luego habla nuevamente.

  —Eres un semidios Uriah  —dice, terminando de romper mi cerebro—, y como yo, puedes controlar la muerte  —agrega, como si lo anterior no hubiera sido suficiente.