Bianca abrió los ojos cuando sintió que movían su hombro y asustada notó que no estaba en su asiento, al contrario, estaba abrazada a JunMyeon. Se sentó alejándose un poco colorada de él y este sonrió de lado acomodándose el saco.
Mark se encontraba apagando el coche y en cuanto pudo salió de este, Bianca también lo hizo sosteniendo su agenda y cuando giraba para ir por su bolso, JunMyeon salió del coche con este mientras la miraba.
¿No esperabas dejarme solo, no?-le preguntó.
Esta negó y sostuvo su bolso para luego buscar su teléfono celular. JunMyeon miró la finca, era bellísima, al lado de la sala principal habían armado una especie de toldo con rosas de colores pasteles. Estaba impresionado, Bianca había hecho algo maravilloso.
Vamos a entrar –Bianca le dijo a este y cuando se dirigía hacia la puerta esta lo miró alzando una ceja- la puerta principal está del otro lado.
JunMyeon asintió avergonzado mientras la seguía hasta que llegaron a donde Bianca deseaba. Inmediatamente, enmudeció. La decoración, la pileta, las flores naturales, todo era demasiado refinado y bello. Bianca parecía que se había esforzado mucho pero entonces cayó en cuenta que estas cosas para ella eran normales, la vio caminar sin preocupaciones por el centro hasta llegar a un grupo de muchachos que la saludaron respetuosamente.
JunMyeon se sentó en una esquina mientras observaba las decoraciones de las sillas y los arreglos de las mesas, debía admitir que el gusto de Bianca era exquisito, alcanzó a oír que la ceremonia en la iglesia ya estaba por terminar y vio como todos corrieron despavoridos en fila india como hormigas obreras incluyendo a Bianca que se acercaba con una señorita.
Guarda por favor mi bolso –le indicó a JunMyeon que asintió y sostuvo el pequeño bolso de encaje.
Miró por el arco de flores a un grupo de personas que elegantes entraban y se levantó para parecer educado, vio como todos hacían una fila mientras una señorita les decía que mesa tomar, Bianca se encontraba con el teléfono en la oreja al mismo tiempo que sus compañeras de trabajo la oían platicar, JunMyeon sintió respeto por ella, todos la miraban como "le jefa" y se llenó de orgullo.
JunMyeon saludó como si fuese parte del grupo amablemente a una pareja de ancianos y se sentó en una mesa cercana a la puerta, el muchacho giró la cabeza hasta que una mano de uñas largas se posó sobre su hombro y giró asustado para detenerla.
¡Estúpido ingrato!-le gritó la muchacha y luego se aferró a él por el cuello.
JunMyeon la abrazó con fuerza mientras sonreía y luego la alejó para besarle la mejilla con cariño.
¡Allegra! –le gritó contento- ¿Cuándo volviste de Londres?
Hace como una semana –susurró pensando- planeo quedarme una temporada.
¿Y eso? –JunMyeon alzó una ceja- No me digas que tengo que partirle la cara a alguien...
¡Nada de eso!-le dijo sonriendo- he venido para poner un negocio aquí, me gustaría mostrar un poco de lo que aprendí en Londres.