Bianca estaba sentada frente al espejo acomodándose el pendiente mientras la peinadora terminaba de arreglarle las pequeñas trenzas en la parte trasera y la vestuarista colocaba el vestido al lado de esta con un colgador de terciopelo rojo, todavía no creía que en una horas iba a casarse, se quedó viendo por unos segundos tratando de contener su emoción, le resultaba todo muy mágico y demasiado perfecto. Bianca notó un pequeño rastro de brillo y giró la vista mientras movía una mano cerca de uno de sus ojos, abanicándose, tratando de ahora no llorar.
Saltó cuando oyó el ruido de un trueno y la peinadora la miró con una sonrisa a través del espejo.
¡Estás muy nerviosa!-le susurró sonriendo- relájese señora Kim, todo va a estar bien.
Bianca se puso colorada al oír aquello y solo asintió mientras ahora miraba como su móvil se encendía en una esquina.
"JunMyeon"
Lo tomó entre sus manos y contestó nerviosa.
¿Sí?-le susurró.
Lo he oído también y ya he llamado para que coloquen algunos toldos, van a cubrir también la zona de la recepción. Tranquila preciosa, todo va a estar bien –le susurró JunMyeon del otro lado con extrema calma- yo estoy ya por terminar.
Y yo –contestó de inmediato- en un momento me colocaré el vestido.
JunMyeon rio del otro lado y Bianca también lo hizo.
¡Oye Bianca!-JunMyeon la llamó.
Dime –abrió los ojos la castaña con sorpresa y se levantó de la silla para ir hacia su vestido.
Te quiero, te veo luego –fue lo último que dijo y Bianca sonrió maravillada.
Dejó el teléfono en uno de los estantes y miró su vestido, era sencillo, elegante, no tenía una pomposa sola, simplemente era uno que la había hecho sentir cómoda desde la primera vez. Tocó la pedrería encima y luego se miró una vez más en el espejo con nostalgia. Estaba viviendo su propio cuento de hadas, se quitó el albornoz y se colocó el vestido en unos minutos, le ayudaron con la cremallera para luego pasarle el ramo de margaritas y girasoles que tanto se había demorado en armar.
¡Se ve preciosa señora Kim!-la peinadora le habló y Bianca le sonrió colocándose ahora los zapatos- el chófer vendrá por usted en unos minutos, espérelo sentada en la cama para que no se desacomode nada.
Bianca dio algunos pasos tambaleándose por los nervios atrayendo la atención de todas ahí, fue la peinadora quien la ayudó a llegar hasta la cama y la ayudó a sentarse con calma, le acomodó el cabello como si se hubiese salido algo y la miró a los ojos con una sonrisa.
El señor Kim ya ha salido, ya debe estar por llegar –sonrió- se le veía muy apuesto.
Bianca se mordió los labios imaginándolo y asintió como si lo hubiese visto, parecía una niña pequeña en ese momento.